LA CRISIS GRIEGA

Tsipras aplaza las reformas más polémicas para calmar a Syriza

C.P.H.
ATENAS

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Con la remodelación de su Gabinete, el primer ministro griego, Alexis Tsipras, ha apartado a los ministros más díscolos, pero no por ello logra poner fin a las divisiones internas. Mañana está programada la votación en el Parlamento de un segundo paquete de medidas. Y aunque estaba previsto que entre éstas se contaran algunas de las más controvertidas, como la reforma del régimen fiscal agrícola o la limitación de las jubilaciones anticipadas, finalmente el Ejecutivo ha decidido centrarse esta semana solo en la nueva ley de enjuiciamiento civil y en la directiva sobre reestructuración y resolución bancaria.

Para más adelante quedan, pues, las reformas más polémicas, ante la perspectiva de que dentro de Syriza pudieran producirse nuevas defecciones que hicieran peligrar incluso ese límite mínimo de 120 diputados que defendió recientemente el ministro del Interior. Incluso la oposición está dividida; parlamentarios de Nueva Democracia, representantes de zonas rurales, se rechazan un endurecimiento de condiciones para el régimen agrario.

CRÍTICAS DE VAROUFAKIS / Entretanto, las voces discordantes dentro de Syriza se niegan a guardar silencio. Los exministros de Finanzas y Energía, Yanis Varoufakis y Panayotis Lafazanis siguen criticando en público las decisiones del Ejecutivo, aunque no cesan de referirse a la unidad.

«El primer ministro es el último en querer una división pero todos tienen que entender que apoyar o no a un Gobierno es una elección de envergadura mucho mayor que la presentación de una enmienda en el comité central», declaró ayer a un diario local, en línea con el tono comedido del Ejecutivo, el ministro de Estado Nikos Papás. Declaró incompatibles con los principios de Syriza los planes para volver a la dracma y, reforzando el mensaje que ha lanzado el Gobierno en los últimos días,  recalcó que una salida del euro no es ni mucho menos el fin de la austeridad. «Incluso una salida acordada implica un préstamo para el apoyo de la moneda, quizá por parte del FMI, y por supuesto un memorándum», advirtió Papás.