OPERACIÓN RESCATE

Tras el rastro de Hugo en Brasil

La familia de un joven barcelonés desapareció hace 50 días en un parque nacional brasileño organiza una expedición para encontrarlo

Grupo de personas que ha salido en busca de Hugo Ferrara.

Grupo de personas que ha salido en busca de Hugo Ferrara. / periodico

EDU SOTO

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Pertrechados con radios de largo alcance, sistemas GPS y dispositivos de posicionamiento SPOT, cuatro brigadistas voluntarios se adentraron el pasado viernes hacia lo más profundo del Parque Nacional de la Chapada Diamantina, en el estado brasileño de Bahía. Mientras tanto, sin despegarse del teléfono móvil y comunicándose a través del escaso wifi disponible en la pequeña aldea del Vale do Capao, en una de las entradas del parque, Paola Ferrara se comunicaba con la policía militar a la espera de un helicóptero que daría apoyo aéreo a la operación.

Desde que el pasado 20 de diciembre su hermano, Hugo Ferrara, de 27 años, desapareciese durante un viaje a Brasil el único objetivo de esta barcelonesa ha sido obtener las respuestas que ni la Embajada de España, ni la Policía Federal de Bahía ni siquiera la mismísima Interpol han sabido darle. Con la fe en encontrar a su hermano como su única arma, Paola y su madre, Isabel Tormo, decidieron cruzar el pasado 4 de febrero los 7.400 kilómetros que separan Barcelona de este paradisiaco rincón del nordeste de Brasil.

“Era tan fácil como haber consultado los registros de entrada al Parque Nacional, tan fácil como eso y no se hizo nada. Mi madre y yo hemos tenido que viajar solas a Brasil, poner todo el dinero de nuestro bolsillo para hacer algo que debería haber comenzado hace más de un mes”, se lamentaba Paola quien, antes de poner rumbo a Brasil, consiguió rastrear el recorrido de Hugo desde la estación de autobuses de Brasilia hasta el municipio más cercano al parque sirviéndose de los datos del móvil de su hermano.

PUEBLO A PUEBLO

Según pudo averiguar en los días que pasó reconstruyendo, pueblo a pueblo, la ruta trazada por Hugo, el joven se internó en el basto territorio de la Chapada Diamantina a través de los senderos de la “Cachoeira do 21” y la “Fumaça por Baixo”. Sin embargo, todas las búsquedas realizadas en estos parajes no han tenido resultado. Con una superficie de 152.141 hectáreas, tres veces el tamaño del Vallés Occidental, plantear una búsqueda fuera de los caminos señalizados es una labor titánica que supondrá un mínimo de 6 a 10 días para completarse.

“Aunque la brigada es de voluntarios, tendremos que correr con los gastos que les supondrá dedicar tantas jornadas al rastreo”, explicó Paola para, acto seguido, lamentar la decisión de los responsables del dispositivo de búsqueda de mantenerla fuera de la operación. "Si por mi fuera me pasaría todas las horas de luz buscando a mi hermano, me encuentro con la capacidad de hacerlo pero es imposible que me dejen salir sin un guía”, añade.

Aunque no todo es tan sencillo, la Chapada Diamantina es un lugar tan bello como potencialmente peligroso. No solamente contiene las mayores alturas del Nordeste de Brasil, con el Pico do Barbado de 2.033 metros de altitud, sino que su clima de sabana tropical puede ser toda una caja de sorpresas. El pasado mes de diciembre, enormes incendios arrasaron 15.000 hectáreas del Parque Nacional y dejaron paso un terreno ideal para la creación de torrentes de agua con la llegada de las lluvias.

UNA TRAMPA

Una auténtica trampa en un paraje repleto de cañones, grutas y cascadas que invitan a los más atrevidos a salirse de la ruta marcada. "No me hubiera extrañado que Hugo hubiera optado por salirse del trazado y explorar un poco", admitió Paola. Una suposición que convierte los 20 kilómetros en línea recta desde el Vale do Capao a Lençois, donde se dirigía el joven, en una inmensidad. 

A las circunstancias se suman, además, el calor extremo, la presencia de serpientes venenosas y la existencia de grandes desniveles que ya se han cobrado accidentes de gravedad como el ocurrido con un turista francés en 2013. Tras sufrir una caída de 12 metros que le fracturó la pierna, el hombre de 36 años tuvo que esperar 6 horas para ser rescatado por tierra.

A todo ello se suma que tras nueve días en Brasil, cubriendo los gastos de alojamiento, transporte y ahora los costes de la operación de búsqueda, el aspecto económico comienza a suponer un problema serio para esta familia vecina de la Vila Olímpica de Barcelona. La idea de organizar un "crowdfunding"  comienza a rondar la cabeza de Paola, ya que solo así se conseguiría el apoyo necesario para cubrir la costosa búsqueda por Hugo.  

Los próximos días, serán decisivos. A pesar de que las esperanzas de encontrar a Hugo con vida después de más de 50 días perdido en la Chapada Diamantina son remotas, la esperanza de los familiares del joven sigue viva. Con la resignación lógica pero con el coraje que le ha llevado hasta Brasil, Paola deja bien claro que su intención no es la de rendirse ahora: "Al final es un todo o nada por Hugo".

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