La igualdad de derechos en el país norteamericano

El Supremo de EEUU revisa las bodas gais

SAN FRANCISCO Apoyo masivo.

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EL PERIÓDICO
NUEVA YORK

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la historia se hace con pasos pequeños y grandes saltos, en las calles, en los gobiernos y, también, en los tribunales. Y Estados Unidos vive estos días uno de esos momentos que puede ser clave y definitorio: el de decidir sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo, sobre la igualdad de derechos, sobre la cons-

titucionalidad de negar esa igualdad. Lo que está por ver es si el Tribunal Supremo se atreverá a hacer mover la historia.

Ayer, en Washington, entre gran expectación, los nueve magistrados del alto tribunal escucharon por primera vez un caso sobre las bodas gais. En concreto, durante 80 minutos, abordaron el futuro de la llamada Proposición 8, una iniciativa aprobada en referendo popular en el 2008 en California que vetó los matrimonios gais, meses antes aprobados por el Supremo estatal.

Hoy, en otro caso, escucharán argumentos sobre la Ley de Defensa del Matrimonio (DOMA), aprobada durante la presidencia de Bill Clinton, que exime de reconocimiento federal -y de los beneficios que conlleva- a los matrimonios homosexuales legalizados por los estados. Desde entonces, nueve de ellos y el distrito de Columbia los han aprobado.

Las decisiones no se esperan hasta junio, pero la mera llegada de los dos casos al Supremo encarna el avance de la lucha por los derechos homosexuales en EEUU y refleja también los cambios sociales que está viviendo el país. Si hace una década la mayoría se oponía a los matrimonios gais y poco más de un tercio lo defendía, hoy los porcentajes han dado un giro.

En la última encuesta de The Washington Post y ABC, el 58% defiende su legalización, y solo un 36% se opone. Y los políticos, conscientes del cambio, han empezado también a dar pasos en consecuencia. El año pasado, Barack Obama se convirtió en el primer presidente de EEUU en mostrar públicamente su apoyo al matrimonio homosexual, aunque sin emprender ninguna acción política para garantizarlo.

TERRITORIO INEXPLORADO / El peso del momento histórico, de la entrada en lo que uno de los magistrados llamó «territorio inexplorado», parece frenar al Supremo. En la vista de ayer, entre cruces de declaraciones sobre si la procreación es el fin último del matrimonio o a quién daña un matrimonio entre personas del mismo sexo, hubo muestras de gran cautela. Llegaron no solo de magistrados conservadores, sino también de algunos progresistas, como Sonia Sotomayor y Anthony Kennedy, que se considera el voto bisagra decisivo.

«¿Quieren que valoremos los efectos de esta institución (el matrimonio gay) que es más nueva que los móviles e internet?», planteó Kennedy, quien afirmó que solo existía «cinco años de información frente a 2.000 o más de historia», aunque recordó también que solo en California hay 40.000 niños de parejas del mismo sexo. «La voz de esos niños es importante», proclamó.

TECNICISMO / «¿Por qué aceptar un caso ahora es la respuesta?», preguntó Sotomayor. El interrogante apunta una potencial inclinación para que sean los estados quienes sigan regulando esta cuestión por el momento. Una de las opciones de los jueces puede ser desestimar que quienes defienden el veto californiano tengan autoridad para actuar ante el tribunal (lo han hecho porque el estado de California se niega a defender el veto). Sería un tecnicismo que posiblemente abriría de nuevo la puerta a las bodas gais en California, pero dejaría al país sin una decisión de efecto general. Y un tecnicismo también puede surgir en el caso de hoy contra la DOMA, que el Gobierno Federal se niega a defender.

La historia toca a la puerta, pero quizá deba esperar un poco más.