COMICIOS EN EL NORTE DE ÁFRICA

Sin esperanza en Argelia

Buteflika, presidente enfermo de 77 años, será hoy reelegido para un cuarto mandato

Voto anticipado 8 Argelinos residentes en Francia emiten su sufragio, el miércoles en Marsella.

Voto anticipado 8 Argelinos residentes en Francia emiten su sufragio, el miércoles en Marsella.

BEATRIZ MESA / Rabat

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Entre la apatía política, la falta de ilusión y sin un rayo de esperanza en el cambio, el pueblo argelino vota este jueves a su presidente. Abdelaziz Buteflika, de 77 años, logrará, con toda seguridad, su cuarto mandato en el poder. El problema no reside solo en la manera con la que el mandatario pretende perpetuarse al frente de un país desfallecido, sino en su incapacidad física de hacer política y gestionar la nación para los próximos cuatro años.

Su frágil estado de salud, patente en una reciente audiencia pública con el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, no parece que le vaya a permitir acabar la legislatura. Pero poco importa en un país acostumbrado a la ausencia del presidente. Los argelinos saben bien que el poder del país no lo detenta un solo hombre.

Los jefes militares y sus clanes, cuya capacidad de concentración de poder ha dependido, durante los últimos 50 años de independencia, de las rentas de los hidrocarburos, tendrán tiempo de buscar una nueva figura política que sea capaz de encarnar los mismos valores preconizados por Buteflika desde que accedió al poder en 1999: seguridad y estabilidad. ¿Pero qué ocurre con el desarrollo económico y social de una supuesta Argelia emergente?

La población argelina, especialmente la más joven, sigue esperando el cumplimiento de las reformas profundas, tanto sociales como políticas, que prometió Buteflika al calor de la llamada primavera árabe, una muy convulsa etapa en la que los pueblos árabes se sublevaron para exigir dignidad, trabajo y libertades. Argelia también vivió, en enero del 2011, brotes de indignación popular, aunque fueron reprimidos por el aparato policial y militar.

Batería de promesas

«El Estado obligó entonces a las multinacionales a reclutar a jóvenes del sur de Argelia, donde hay mucho paro y todo está por hacer, pero no se está cumpliendo», aseguró un observador argelino, simpatizante del partido de Fuerzas Socialistas Argelino (FFS), la formación de la oposición más antigua que ha anunciado su ausencia en las elecciones porque «ni el consenso nacional, ni la democracia se darán cita». Y añadió: «Estos comicios constituyen solo la formalidad para que las élites gobernantes impongan sus opciones».

La batería de promesas vino aparejada del anuncio, en enero del 2011, de la revisión de la Constitución para la que el mismo presidente eligió a cinco expertos de su confianza. Se pretendía abrir así un periodo de consultas entre partidos políticos y fuerzas sociales para llevar al país hacia el sendero de una democracia real con una modificación de la ley de partidos políticos, otro régimen electoral o también la adquisición de nuevas libertades.

En este último capítulo, Argelia suspende con muy mala nota después de que Amnistía Internacional hiciera público esta semana un demoledor informe en el que denunciaba el aumento de la represión a los críticos de Buteflika. El informe recoge el ejemplo de la esposa de un periodista que ha cubierto varias manifestaciones de la oposición y «ha sido atacada por tres individuos vestidos de civil que podrían pertenecer a las fuerzas de seguridad». El canal crítico Al Atlas TV, privado, ha sido cerrado.

Sin embargo, la revisión de la Carta Magna quedó finalmente estancada tras la hospitalización de Buteflika en abril del 2013. Desde entonces, su partido, el omnipresente Frente de Liberación Nacional (FLN), sufre una pérdida de legitimidad que se ha visto acrecentada con el surgimiento en la calle de movimientos de protesta como Barakat, que ha llamado al boicot electoral y ha denunciado la corrupción endémica.

Este jueves, Argelia se juega lo que podría ser el inicio de una transición política si hubiera transparencia en las urnas, uno de los medidores de la democracia. Sin embargo, el principal rival del presidente (los otros cuatro no tienen fuerza), Ali Benflis, de 69 años, que fue tres años jefe de Gobierno de Buteflika y ofrece un perfil algo más aperturista, cree que el resultado estará otra vez amañado.

En declaraciones a Efe, Benflis dijo que si es elegido presidente redactará «una Constitución de consenso» que sea duradera. «El pueblo -indicó- no les cree porque les han dado 15 años para hacer lo que quisieron y no han hecho nada».