EL PESO DE LA RELIGIÓN EN ISRAEL
Los ultraortodoxos endurecen el sabbat en Jerusalén
«¡Va a empezar el sabbat, es hora de irse!», grita un judío ultraortodoxo en un café del mercado de Mahane Yehuda, en Jerusalén. La clientela, laica, lo mira con cara de fastidio y pide la cuenta.
El sabbat, día de descanso judío, empieza al caer el sol el viernes y acaba el sábado cuando se ven las primeras tres estrellas en el cielo. No se puede trabajar, conducir, ni encender la luz, entre otras actividades, por prescripción religiosa. La ley israelí determina, desde 1955, que los cafés, restaurantes y cines pueden abrir en sabbat, pero no los comercios, aunque no se aplica y hay numerosos mini supermercados abiertos ese día.
Gabriel es propietario de uno en Jerusalén que abre cada día las 24 horas. Pero según la nueva normativa impuesta por el alcalde de Jerusalén, Nir Barkat, tendrá que cerrar en sabbat. La medida afecta solo a ocho establecimientos del centro de la ciudad, el resto de los 24 horas de Jerusalén quedan exentos. "Es una decisión selectiva que discrimina solo a algunos, pero hemos presentado un recurso, a ver qué dice la justicia, esto no es normal en el 2015", explica Gabriel en su comercio, situado junto a la bulliciosa calle Yafa, muy cerca de la Ciudad Vieja.
EL 11% DE LA POBLACIÓN
Este comerciante cree que Barkat "solo busca satisfacer a los religiosos y compensarlos por la apertura de los cines Yes Planet, que funcionan en sabbat". El estreno de esta multisala provocó protestas de los ultraortodoxos, que son el 11% de la población en Israel y el 25% en Jerusalén.
Concejales del ayuntamiento de la ciudad señalan que Barkat ha decidido cerrar los minisupermercados para aplacar a los ultraortodoxos que apoyan su coalición de gobierno y han amenazado con dejarla.
En el local de Gabriel compran los turistas sedientos y hambrientos que en sabbat no encuentran nada abierto en la zona. "Estamos en un barrio turístico, lleno de hoteles, y el sábado es el día que ganamos más dinero ¿Cómo vamos a cerrar?", se pregunta este comerciante, que recibió una notificación para cerrar ayer por la tarde, pero no tendrá que hacerlo mientras la justicia no se pronuncie. Si pierde el recurso, seguirá abriendo en sabbat y pagará la multa. Los comerciantes creen que oscilará entre los 500 shekels (115 euros) y los 1.500 shekels (343,5 euros) al día.
El sabbat amenaza también con poner fin a los partidos de la liga de fútbol israelí en esa jornada. En agosto, el Tribunal Laboral del Distrito de Tel -Aviv decretó que los jugadores no tenían la autorización requerida para trabajar en sabbat.
La única solución es que el ministro de Economía autorice a los clubes a ejercer su actividad ese día. Pero el titular del cargo ahora es Arie Deri, del partido ultraortodoxo Shas, contrario a que se trabaje en sabbat.
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