superado el último trámite parlamentario

El Senado francés valida la ley que prohíbe el burka en la calle

La francesa Kenza Drider, vestida con un niqab, conduce su vehículo, el pasado lunes, en Aviñón.

La francesa Kenza Drider, vestida con un niqab, conduce su vehículo, el pasado lunes, en Aviñón.

ELIANNE ROS / París

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la ley francesa contra el burka, que prohíbe el velo integral en el espacio público, incluida la calle, superó ayer el último trámite parlamentario. El Senado aprobó casi unánimemente, por 246 votos a favor frente a uno solo en contra, el texto que permitirá imponer a todas las personas que «oculten el rostro» una multa de 150 euros o la obligación de seguir un curso de ciudadanía.

Igual que sucedió hace dos meses en la Asamblea Nacional, la legislación contó con un apoyo masivo de la clase política. Aunque no todos los diputados de la izquierda comparten la forma, la gran mayoría está de acuerdo en el fondo. Es decir, en desterrar del territorio francés una vestimenta que se considera discriminatoria y contraria a «los valores de igualdad de la República». Además de aducir razones de seguridad, el Gobierno de Nicolas Sarkozy considera que el burka y el niqab atentan contra la «dignidad» de la mujer.

LUGARES PÚBLICOS / El próximo paso consiste en someter el proyecto al dictamen del Consejo Constitucional. Tanto la comisión parlamentaria creada para conducir el debate como el Consejo de Estado recomendaron limitar la prohibición a algunos lugares como el transporte público, la Administración o el comercio. El Consejo de Estado -cuyo veredicto no era vinculante- cuestionó el ajuste de un veto generalizado al derecho internacional, por lo que Ejecutivo se comprometió a consultar al Consejo Constitucional. Si este organismo no enmienda ningún aspecto -los juristas están muy divididos sobre su constitucionalidad- la ley definitivamente en vigor en la primavera del 2011.

Durante seis meses se aplicará un período de «pedagogía», en el que la policía deberá informar a las personas afectadas. La legislación es especialmente dura con quienes obliguen a una mujer a llevar el velo integral: estas personas se arriesgarán a un año de prisión y una multa de 300.000 euros.

En Francia, donde se estima que unas 2.000 mujeres utilizan el burka o el niqab, el debate sobre el velo integral suscitó una viva controversia con la comunidad musulmana, la mayor de Europa, integrada por unos seis millones de personas. Salvo algunas excepciones, inicialmente la mayoría de dirigentes religiosos se opusieron a la ley por considerar que contribuye a «estigmatizar» al islam.

NO ES UNA OBLIGACIÓN / No obstante, a medida que avanzaba la tramitación del texto, las asociaciones moderadas, como el Consejo del Culto Musulmán, se mostraron dispuestas a colaborar. Incluso están dispuestas a intervenir para ayudar a convencer a las creyentes que salen a la calle con el burka o el niqab de que el Corán no obliga a llevar estas prendas.

En cambio, los salafistas -corriente radical del islam-, que preconizan el uso del velo integral, consideran vulnerados sus derechos. Están dispuestos a desafiar la ley y anuncian recursos contra las multas hasta llegar al tribunal de derechos humanos de Estrasburgo.