Rebelión contra un director de museo italiano por trabajar demasiado

"Se acabó la holgazanería", afirma Renzi en apoyo de su alto funcionario

Mauro Felicori.

Mauro Felicori. / periodico

ROSSEND DOMÈNECH / ROMA

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“La holgazanería se ha terminado”. El jefe del Gobierno, Mateo Renzi, tuitea su sentencia, compartida por la mayoría de la opinión pública nacional, sobre los 230 empleados del Palacio Real de Caserta, mandado construir por Carlos de Borbón para tener en Nápoles su propia Versalles.

Previamente, los funcionarios habían  escrito al Ministerio de Cultura una carta en la que lamentan que el nuevo director del Palacio “trabaja demasiado”, lo que afecta a los empleados.

Los trabajadores se quejan de que Mauro Felicori, de 64 años, llega a su puesto de trabajo cada día a las 7.30 de la mañana y no regresa a casa hasta altas horas de la noche, incluso ocupa su despacho los fines de semana. Además, ha obligado a los 150 vigilantes del Palacio a vestir de uniforme y ha suprimido el martes como día festivo, una conquista lograda hace años por los funcionarios. 

Pero hay más reproches.  Felicori ha prohibido a los 230 empleados utilizar los suntuosos parques del Palacio para aparcar sus coches, como si de un garaje se tratase, y ha expulsado a los vendedores ambulantes de souvenires, ilegales por supuesto. “Una loca historia. Caserta, ¡el viento ha cambiado!”, ha tuiteado Renzi.

RIESGO PARA EL PALACIO

La misiva de protesta está suscrita por tres de los cuatro sindicatos representados en el Palacio Real y empieza diciendo: “A cinco meses vista de la toma de posesión del nuevo director lamentamos subrayar que...”. 

Para los denunciantes, el estajanovismo del director supone un “riesgo para la estructura de todo el Palacio”. Susanna Camusso, secretaria del sindicato CGIL –análogo a CCOO--, el mayor del país, se ha desmarcado de la protesta.

El estajanovismo de Felicori ha hecho aumentar hasta un 75% el número  de visitantes (218.000 en 2014) y los ingresos en un 105%, demostrando que las Bellas Artes son, como repiten con frecuencia los políticos, “la primera industria de Italia”, país que se precia de tener la mitad de los bienes culturales del mundo.

“Es un cumplido”, responde el Felicori, crecido políticamente dentro del difunto (1989) Partido Comunista Italiano (PCI), actualmente transformado en Partido Demócrata (PD), del que Renzi es secretario general.

UNA "BOFETADA"

El director del Palacio Real de Caserta ha calificado la carta de sus subordinados de “bofetada”. Según ha explicado, “los trabajadores habían sido abandonados, nadie les controlaba”.

Felicori ha confirmado que es el primero en llegar y que su único pensamiento es el Palacio Real. “Actualmente el edificio está vigilado las 24 horas y nadie tiene que hacer horas extras”, explica. “Ahora los trabajadores están motivados y la mayoría aman su trabajo”. “El Palacio Real es la industria de Caserta”, afirma.

Dentro del inmenso edificio se encuentran aún las oficinas del Ente Turístico local, de la Universidad de Nápoles, de los carabineros, del núcleo antifraude en alimentación (NAS) y un club para los exagentes jubilados de la guardia civil.

En 2020 deberán irse todos y el Palacio Real volverá a ser sólo el lugar soñado por Carlos de Borbón, a pesar de que nunca fue terminado del todo porque el reino de Nápoles fue absorvido (1870) por el entonces reino de Italia.

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