PERFIL BIOGRÁFICO

Madiba, la leyenda

JÚLIA BADENES / Johannesburgo

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Nelson Mandela será para siempre el padre de la nueva Sudáfrica. Nacido en 1918 en una pequeña aldea del sureste del país, Rolihlahla --fue una profesora quien le puso el nombre de Nelson-- se proclamó siete décadas después el primer presidente negro y democrático de la mayor potencia africana. Entretanto, Mandela se convirtió en un símbolo.

Frente al racismo del régimen del apartheid, tan aberrante que llegó a poner de acuerdo a la URSS y EEUU para condenarlo, Mandela se erigió como el líder de un movimiento popular que derrocó a un gobierno que separaba por ley a la población según su color de piel. Los negros siempre abajo.

De raíces semi nobles --su padre era consejero del rey de su región--, Mandela pudo estudiar y se licenció en derecho. Incluso fundó junto al luchador 'antiapartheid' Oliver Tambo el primer despacho de abogados negro de Sudáfrica para dar representación legal a la población de color. Pero si en la universidad ya había mostrado destellos de su carisma, elegancia y capacidad de liderazgo, fue en la dignidad de la desobediencia civil donde Madiba --su nombre de clan xhosa-- empezó a labrar su leyenda. Cuando el Gobierno del 'apartheid' exigió a los sudafricanos un pase que indicaba qué barrios podían visitar según su raza, Mandela se puso su mejor traje y se aseguró de que salía sonriente en la foto mientras quemaba el documento frente a la cámara.

AL FRENTE DE LA LANZA DE LA NACIÓN

La represión del apartheid, que empezó a acumular muertos debajo de la alfombra, puso un punto y aparte con la masacre de Sharpeville. En 1960, la policía abrió fuego contra una manifestación negra antigubernamental y mató a 69 personas, entre ellas varios niños. Poco después se prohibieron los partidos políticos. Mandela no tardó en ponerse al frente de Umkhonto we Sizwe (Lanza de la nación), el brazo armado del Congreso Nacional Africano.

Fue detenido y, tras esquivar por los pelos la pena de muerte, fue condenado a cadena perpetua junto a otros camaradas. La resistencia 'antiapartheid', política, social e internacional, ayudó a convertirlo en un símbolo de la causa negra.

El 11 de febrero de 1990, Mandela fue liberado para acabar de tumbar el Gobierno blanco sudafricano. Había pasado 27 años preso, y pese a tener entonces 71 años, le dio tiempo a ganar el premio Nobel de la paz en 1993 con su discurso de perdón y reconciliación, convertirse en el primer presidente negro de Sudáfrica, casarse por tercera vez a los 80 años con Graça Machel y, tras retirarse en el 2004, convertirse el abuelo de una nación. 

En realidad logró mucho más: Madiba se convirtió para siempre en un referente moral para el mundo. Y en una leyenda.