El pequeño Osman, "estable" y "tranquilo" en hospital La Fe de València

Después de la primera evaluación médica general, Osman, el niño afgano de siete años con parálisis cerebral que llegó este martes a València tras pasar por el campo de refugiados de Idomeni, se encuentra “estable” y está “tranquilo”. Así lo ha trasladado este miércoles la doctora Gemma Ochando, pediatra responsable de la Unidad de Atención al Niño Internacional del Hospital La Fe, donde permanecerá ingresado al menos unos días para realizarle pruebas más específicas.

De momento, al pequeño ya lo han valorado los departamentos de nutrición, pediatría, genética, rehabilitación y trauma, que son los que seguirán principalmente su caso, al poder presentar “lesiones residuales” de su patología de base, la parálisis cerebral, que es crónica. Osman tiene una anemia leve y una desnutrición, debida en parte a la parálisis aunque agravada por sus hasta ahora condiciones de vida precarias, y actualmente pesa once kilos.

Osman llega a España

En una rueda de prensa muy concurrida en la que han estado presentes parte del equipo médico que tratará a Osman y un grupo de voluntarios de Bomberos en Acción que convivió con el chaval en el campo y se movilizó para traerlo a España, el padre del pequeño ha trasladado también su agradecimiento por el tratamiento y acogida que ha recibido la familia.

“Estoy muy agradecido con los españoles. Nunca podría llegar a pensar todo lo que están haciendo por él, diga lo que diga es poco”, ha manifestado Atah Mohammed, padre del pequeño, con la mediación de una intérprete.

Este miércoles por la tarde, el hospital comenzará a realizar los chequeos de la madre de Osman, Palwasha, y sus hermanos Munir y Jamil, de 8 y 9 años, que están “muy contentos”, según ha contado su padre. “Su comportamiento sólo se resume en felicidad”, ha insistido el joven, que en Kandahar tapizaba coches y ahora está dispuesto a trabajar en “todo” lo que le ofrezcan.

¿España, final de trayecto?

Su principal motivo para abandonar Afaganistán, ha explicado Atah Mohammed, fue Osman. Aunque tienen un familiar en Londres y en principio querían ir a vivir allí, ahora “viendo cómo les tratan los españoles” tienen “sus dudas” sobre dónde finalizar su trayecto de huida de la guerra, y probablemente se queden en España.

La familia pasará unos meses en el Centro de Atención a Refugiados (CAR) de Mislata (València), donde la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) les ayudará en su proceso de adaptación, recibirán atención psicosocial y se escolarizará a los niños. La consellera valenciana de Sanidad, Carmen Montón, ha confiado que el proceso de escolarización sea rápido y ha comentado como anécdota que los hermanos de Osman “ya cuentan hasta diez” en español con solo una noche aquí.

Presión social

Jaume Durà, coordinador valenciano de CEAR, ha destacado la importancia de la “presión social” que ha habido desde el principio con el caso de Osman, pero ha lamentado las “trabas burocráticas” que impiden la reubicación de los refugiados. “El de Osman es un ejemplo claro de que si se quiere, se puede traer a estas familias. Es importantísimo que la sociedad civil y los poderes públicos estemos trabajando conjuntamente para la digna acogida de las personas refugiadas”, ha puesto de relevancia.

En el mismo sentido, Joaquín Ruiz, presidente de Bomberos en Acción, ha asegurado que seguirán trabajando “hasta que quede el último refugiado” y ha pedido a las administraciones su implicación, destacando la “increíble cantidad” de voluntarios que se han ofrecido a la ONGD que preside para trabajar con ellos sobre terreno.

La movilización social, que comenzó con una recogida de firmas promovida por Bomberos en Acción, y política ha crecido en los últimos días para traer a Osman a España. La diputada del PSC Meritxell Batet pidió por carta a finales de abril a José Manuel García-Margallo, ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, que activase los procedimientos con el personal diplomático en Grecia e iniciase las gestiones para que Osman pudiese ser tratado médicamente en España y aquí pudiese “terminar su calvario y, quizá comenzar una nueva vida”.