Discurso sobre el estado de la Unión

Obama, contra el miedo

Obama saluda tras pronunciar su último discurso del estado de la unión, este martes en el Capitolio.

Obama saluda tras pronunciar su último discurso del estado de la unión, este martes en el Capitolio. / JDA MS LMB

IDOYA NOAIN / NUEVA YORK

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Le queda poco más de un año para salir de la Casa Blanca pero Barack Obama ha empezado su despedida y un capítulo de ese adiós lo escribió el martes por la noche en el Congreso con su último discurso sobre el estado de la Unión. Alejado del tradicional formato de propuestas legislativas, aunque haciendo espacio para enumerar algunas como la reforma del sistema de justicia criminal y de las leyes de inmigración, la subida del salario mínimo o una nueva iniciativa para buscar la cura del cáncer, Obama tenía otra misión.

Tras siete años de su presidencia y cuando Estados Unidos está a punto de sumergirse de lleno en una larga campaña electoral que culminará con la elección de su sucesor el 8 de noviembre, quería mirar y lanzar un mensjae de optimismo el país, aunque sin obviar las ansiedades económicas, políticas o de seguridad de muchos ciudadanos. Y quería defender con uñas, dientes, su dotada oratoria y fogonazos coloquiales una visión positiva, poniéndola en claro contraste con (y denunciando) el mensaje pesimista y casi apocalíptico que domina entre los aspirantes republicanos al Despacho Oval.

Es cuestión de sucesión y de legado, pero también de algo más, de presente y de futuro. Y de democracia. Esta, dijo, “se detiene cuando no hay voluntad de compromiso, o cuando incluso datos básicos son disputados, o cuando escuchamos solo a los que están de acuerdo con nosotros. Nuestra vida pública” continuó “se marchita cuando solo las voces más extremas consiguen toda la atención. Y, sobre todo, cuando la persona corriente siente que su voz no importa, que el sistema está trucado en favor de los ricos, de los poderosos o de algún interés especial” .

TRUMP

Obama no citó en ningún momento el nombre de Donald Trump, pero el ‘outsider’ político que ha marcado el giro extremadamente conservador del discurso de los republicanos y lidera sus encuestas estuvo muy presente en una intervención elaborada como un recordatorio para los ciudadanos de que “los avances” pueden dar marcha atrás si un republicano gana en las urnas. O en sus propias palabras: “El progreso no es inevitable”.

Cada vez que aparecían referencias indirectas a Trump, a su discurso xenófobo y catastrofista, el presidente usaba un tono de alarma, alertando de las “voces que urgen a volver a las tribus, a hacer cabezas de turco a conciudadanos que tienen un aspecto como el nuestro, o rezan o votan o tienen un pasado distinto a nosotros. No podemos permitirnos seguir ese camino”, dijo.

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GLOBOS POLÍTICOS

Su visión es otra, la de una América que definió enfáticamente como “la nación más poderosa de la tierra. Punto. Y de lejos. De lejos. De lejos”. Y trataba de poner sobre la mesa, como hizo, datos sobre creación de empleo o recuperación o reinvención de sectores como el automovilístico o el energético. “Cualquiera que diga que la economía estadounidense está en declive está vendiendo ficción”, denunció, buscando también el contraste con los agoreros más allá de la economía. Definió como “un globo político toda la retórica que se escucha sobre nuestros enemigos haciéndose más fuertes y América más débil”. Y aun reconociendo los temores de la ciudadanía por las nuevas formas de terrorismo del Estado Islámico, defendió su visión de la amenaza y de la estrategia para combatirla, lejos de despliegue de tropas como en Vietnam o en Irak.

“Afirmaciones exageradas de que esto es la tercera guerra mundial solo juegan a favor del EI", afirmó. “Masas de combatientes en la parte trasera de camiones y almas retorcidas tramando en apartamentos o garajes representan un enorme peligro para los civiles y deben detenerse, pero no amenazan nuestra existencia nacional”, añadió

{"zeta-legacy-phrase":{"name":null,"position":null,"text":"S\u00e9 que vivimos tiempos peligrosos pero no es porque se haya reducido la fuerza de Am\u00e9rica. Hoy nos amenazan menos imperios perversos y m\u00e1s estados fallidos\""}}LOS CUATRO PILARES

Los EEUU que ve Obama en el futuro se apoyan en cuatro grandes pilares: seguridad económica para todos, aprovechar los avances tecnológicos para enfrentar retos como el cambio climático, una apuesta por “mantener EEUU seguro y liderar el mundo sin convertirse en su policía” y, no menos importante, una llamada a “hacer que nuestra política refleje lo mejor de nosotros, no lo peor”.

Como si hubiera vuelto aquel senador candidato del 2008, Obama instó a resucitar el entusiasmo político, la participación ciudadana. Y abogó por una reforma democrática de la democracia, consciente también de la creciente desconfianza en las instituciones y los políticos. Sus llamada exacta fue a “arreglar nuestra política” y a tener “debates racionales y constructivos”, un camino en el que ve necesarios pasos concretos, desde poner fin a la práctica del rediseño de distritos electorales a conveniencia y facilitar el voto y modernizarlo hasta reducir la influencia del dinero de grandes corporaciones y poderosos individuos.

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Obama no es, no obstante, el mismo que entonces, y quien fuera la esperanza del pospartidismo asumió que la realidad rompe algunos sueños. “Uno de mis pocos lamentos es que el rencor y la sospecha entre los partidos han empeorado en vez de mejorar”, dijo. Las gélidas reacciones republicanas al discurso le dieron la razón.

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