siniestro aéreo en asia

Malasia baraja el secuestro del avión tras siete días sin rastro

Un alto cargo militar malasio trabaja en las labores de localización del avión desaparecido.

Un alto cargo militar malasio trabaja en las labores de localización del avión desaparecido.

ADRIÁN FONCILLAS
PEKÍN

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La teoría del día apunta al secuestro. Las últimas revelaciones señalan que el avión desaparecido en la madrugada del sábado voló durante horas de incógnito con una destreza solo al alcance de un piloto profesional siguiendo una ruta contraria a la establecida. El último giro del mayor misterio de la aviación mundial ofrece un halo de esperanza a los familiares de los 239 desaparecidos, si el avión aún estuviera de una pieza, y complica enormemente la búsqueda, si no lo estuviera.

Dos fuentes de la investigación citadas por Reuters afirman que radares militares detectaron a un avión no identificado, presumiblemente el de Malaysia Airlines, a través de una ruta aérea común y bien delimitada que enlaza el sudeste asiático con Europa y Oriente Próximo. Ese trayecto exige un profesional a los mandos o alguien que sepa programar el piloto automático.

También la desconexión de los sistemas de localización sugiere que un profesional ocupó la cabina y siguió volando durante cuatro horas ocultando el rastro.

«Todo lo que podemos decir es que pensamos en un sabotaje o un secuestro», señaló un mando policial de Malasia. Las autoridades llevan días investigando a todos los que subieron al vuelo en busca de problemas psicológicos o económicos que pudieran explicar una acción desesperada. Si el avión se hubiera desintegrado en el aire, todas sus señales se hubieran detenido en el momento. La lógica apunta a que lo ocurrido, sea lo que fuera, fue deliberado.

El último registro de los radares militares confirma que el avión cambió de rumbo después de la última comunicación, recibida por los controladores aéreos una hora después de que la nave despegara de Kuala Lumpur con dirección hacia Pekín. Los datos apuntan a que viró al oeste, en dirección a las islas indias de Andamán, un archipiélago entre el mar de Andamán y el golfo de Bengala.

LA INMENSIDAD DEL ÍNDICO / Los 4.000 kilómetros adicionales que el avión pudo recorrer durante ese lapso de tiempo ensanchan dramáticamente el terreno de búsqueda. Los esfuerzos se dirigen ahora hacia el océano Índico, el tercero mayor del mundo, con profundidades medias de 3.500 metros y  simas que alcanzan los 7.000 metros. Supone una pesadilla en comparación con las aguas poco profundas del mar de la China Meridional y el golfo de Tailandia donde se suponía hasta ahora que estaba la nave.

Si el avión cayó al agua, las corrientes y los vientos podrían arrastrar los restos durante kilómetros cada día. William Marks, portavoz de la marina de EEUU, planteó una tarea homérica con recursos escasos: «Solo los barcos no pueden cubrir esa zona, los helicópteros apenas pueden hacer mella y muy pocos países disponen de aviones de rastreo de larga distancia», señaló a Reuters. El último giro de la investigación ha provocado cambios en las tareas de búsqueda, más concentradas ahora en el oeste que en el este de la península de Malasia. Vietnam, uno de los países más activos hasta ahora, ha anunciado que reducirá los vuelos de reconocimiento en sus aguas. India ha entrado en la operación, que ya involucra a una docena de países de tres continentes. Nueva Delhi ha enviado a tres buques y cuatro aeronaves a la zona. Hasta el estrecho de Malaca también se dirige el buque destructor estadounidense USS Kidd, hasta ahora en las cercanías de Vietnam.