DRAMA HUMANITARIO

Los refugiados escapan a miles en tren de Hungría

Los refugiados hacen cola para coger el autobús tras llegar ayer a la estación de trenes de Múnich.

Los refugiados hacen cola para coger el autobús tras llegar ayer a la estación de trenes de Múnich.

CARLES PLANAS BOU / BUDAPEST (enviado especial)

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La huida de Budapest de miles de refugiados desesperados no se da ni un solo día de descanso. Hasta 11.500 personas llegaron este domingo a Alemania y otras 2.800 dejaron atrás la pesadilla de Hungría para proseguir su exilio en Austria. Tras días encerrados por el bloqueo en la estación húngara de Keleti, muchos lograron alcanzar la meta tras una odisea que durante semanas y meses les ha llevado a abandonar países en guerra y cruzar el sur de Europa en busca de una nueva oportunidad. La mayoría de ellos viene de regiones devastadas por la violencia como Siria, Irak o Afganistán.

Los rostros de alegría y esperanza que con los que llegan a grandes ciudades como Múnich o Viena no tienen nada que ver con la desesperación y angustia vivida hace tan solo unos días en Budapest. A primera hora de la mañana de ayer, centenares de refugiados siguieron su marcha en tren hacia Austria y Alemania. Su última parada en Hungría fue en la estación de Hegyeshalom, cerca de la frontera austríaca. Hasta allí se acercaron un grupo de voluntarios con unos 170 coches para llevarles ayuda y dar la bienvenida a cientos de personas exhaustas.

COMIDA Y JUGUETES

Ya en suelo alemán, la ciudadanía también mostró su cara más solidaria al traer provisiones, comida y juguetes para los recién llegados. Los convoys trasladan a muchas criaturas y mujeres. «No puedo creer que hayan caminado desde Siria y hayan llegado hasta aquí», decía Elizabeth, una anciana estadounidense, entre la admiración y la vergüenza ajena. .

Mientras, en el centro de la capital húngara cientos de personas siguen en la estación de Keleti esperando su momento para salir de allí. Para ellos el sueño de llegar a Alemania, el destino de la mayoría, aún está por llegar. Más lejos queda todavía de los refugiados que cruzaron ayer la frontera serbia y se instalaron en la ciudad de Röszke. Ahí, las condiciones siguen siendo muy duras para los recién llegados, que se encuentran con la oposición de la policía y la falta de ayuda. «La hostilidad de Hungría no hace que los refugiados renuncien a su camino, simplemente prolongan su terrible experiencia», denunció Amnistía Internacional.

Una jornada más, la crisis de los refugiados reflejó la profunda división entre los diferentes estados de la Unión Europea. Los Veintiocho siguen sin ponerse de acuerdo sobre las decisiones que hay que tomar para hacer frente a la peor crisis migratoria que vive el continente desde las guerras de la ex-Yugoslavia, hace ya más de 20 años. Mientras países como Austria, Alemania y Francia se han mostrado críticos con la política migratoria europea y han pedido más solidaridad con la acogida de refugiados, en el este del continente gobiernos como el de Hungría, Polonia, la República Checa y Eslovaquia han exhibido su oposición en contra de esas propuestas y se han servido de una retórica amenazadora.

Tras una «larga» conversación con la cancillera alemana, Angela Merkel, y el primer ministro húngaro, Victor Orban, el canciller austríaco, Werner Faymann, aseguró que las medidas excepcionales adoptadas por su país para acoger a refugiados llegarán a su fin. Aunque no concretó,  el dirigente apuntó a que la frontera con Hungría volverá a cerrarse en los próximos días para dar una «vuelta a la normalidad». El mensaje no tardó en llegar a Keleti, donde la gente se mostró preocupada por la decisión. Durante el fin de semana Austria ha abierto las puertas a más de 14.000 personas, la mayoría de las cuales han seguido su viaje a Alemania.

ESFUERZO LOGÍSTICO

Es a Múnich donde llegan la mayoría de los trenes, lo que ha obligado a las autoridades bávaras a hacer un gran esfuerzo logístico. En menos de 48 horas se han habilitado dos pabellones de la feria y otro más.

Desde las instituciones comunitarias, Bruselas cargó contra la falta de reacción de los estados miembro. «Cuando la Europa rica se discute y divide sobre si tiene que aceptar a 1.000, 10.000, 42.000 o 100.000 refugiados mientras que Turquía ya tiene a dos millones, está claro que tenemos un problema de perspectiva y de identidad», criticó la responsable de la política exterior, Federica Mogherini. La diplomática añadió que hacer frente a la crisis de refugiados puede ayudar a conformar una «imagen más fuerte» de lo que tiene que ser la Unión Europea.