RELEVANTE CONVOCATORIA EN LAS URNAS PARA EL FUTURO EUROPEO

Los griegos se plantan

Partidarios del 'Oxi' ('no') agitando sus banderas, este domingo, delante del Parlamento griego.

Partidarios del 'Oxi' ('no') agitando sus banderas, este domingo, delante del Parlamento griego. / cz sh

MARC MARGINEDAS / ATENAS

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«Por primera vez en cinco años me siento orgullosa de ser griega». Junto con un grupo de amigas, Katerina Gardouni se había acercado anoche hasta la plaza Syntagma, frente al Parlamento griego, para celebrar con cánticos y bailes, hasta bien entrada la madrugada, el masivo rechazo de los votantes a los planes de rescate planteados por los acreedores. Y sus palabras, cargadas de grandes dosis de pundonor, parecían resumir el ánimo mayoritario con el que los ciudadanos griegos acudieron ayer a su cita con las urnas.

Porque con casi el 100% de los sufragios escrutados, el rechazo a las condiciones de rescate ofrecidos por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la UE recabó un 61% de los votos, más de 20 puntos por encima de quienes depositaron la papeleta en favor del . Las predicciones que habían realizado muchos observadores en la víspera, que hablaban de un resultado muy ajustado y un país partido en dos, se convirtieron en agua de borrajas en cuanto comenzaron a difundirse los primeros resultados. El electorado del país heleno, hastiado, humillado y exhausto tras un lustro de recortes en el que se ha reducido en un 30% el tamaño de su economía, ha querido enviar una potente señal de apoyo al Ejecutivo izquierdista de Syriza en su pulso con Bruselas.

El resultado del referéndum hace entrar a Grecia en aguas desconocidas. Después de haberse convertido, el martes, en la primera nación industrializada en incurrir en el impago de un vencimiento de deuda al FMI, con los bancos cerrados y en respiración asistida gracias a las inyecciones de líquidez procedentes del Banco Central Europeo, además de restricciones monetarias en las retiradas de efectivo en los cajeros automáticos decretadas por el Gobierno, las próximas horas van a ser cruciales para determinar el rumbo que seguirán los acontecimientos. Por lo pronto, el ministro de Finanzas, Yannis Varoufakis, tenía previsto reunirse anoche mismo con los principales banqueros del país y con el Ministro de Estado con una sola prioridad: «restaurar la liquidez» en la banca.

Las autoridades griegas solicitaron ayer mismo al BCE que incremente la línea de crédito de emergencia que mantiene a los bancos del país a flote, y para ello está convocada una reunión por teleconferencia, cuyo resultado dará una primera pista de la respuesta que pretenden dar la Unión Europea al resultado del referéndum griego.

TRIUNFO DE TSIPRAS Y VAROUFAKIS / Los dos triunfadores de la jornada de ayer son claramente Alexis Tsipras, primer ministro griego, y Yannis Varoufakis, ministro de Economía y Finanzas. Este último había elevado el tono de sus acusaciones en los últimos días a sus oponentes en la mesa de negociación, llegándolos a acusar de «practicar el terrorismo». Ayer, en cambio, ofreció una mano tendida  a los negociadores europeos en sus primeras declaraciones tras hacerse público el triunfo del no.

En similares términos se expresó Tsipras en una alocución por televisión. «Soy consciente de que no me habéis dado un mandato de romper con Europa, sino de reforzar nuestra posición negociadora». El intercambio de acusaciones y reproches durante esta tensa semana para Grecia hará, sin duda, muy complicadas la recuperación de la confianza para un eventual reinicio de la negociación, si es que lo hay.

Preparando las próximas etapas en el toma y daca con los socios europeos, ayer ya se filtró a la prensa que Tsipras había hablado por teléfono con el presidente francés François Hollande, partidario de una línea de actuación hacia Grecia mucho más sosegada que la cancillera alemana. No obstante, incluso Berlín había dado muestras de suavizar su férrea posición durante el fin de semana, después de que el ministro de Finanzas alemán, el halcón Wolfgang Schaüble, declarara a The Guardian que no se podía dejar a Grecia «en la estacada» en el caso de que el resultado del referéndum fuera negativo.

Eso sí, la amplitud de la victoria de los postulados de Tsipras desarboló por completo a la oposición proeuropea en Grecia, en especial al partido conservador Nueva Democracia de Andonis Samarás. Este, convertido en la cabeza visible de la campaña en favor del , dimitió en cuanto se difundieron los resultados.