Violencia en Oriente Próximo

Israel intensifica la ofensiva tras perder otros cinco soldados

Soldados israelís atienden instrucciones junto a sus blindados en un área muy cercana a la frontera de Gaza, el pasado domingo.

Soldados israelís atienden instrucciones junto a sus blindados en un área muy cercana a la frontera de Gaza, el pasado domingo.

ANA ALBA / IDOYA NOAIN
GAZA / NUEVA YORK

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La calma que imperaba ayer en Gaza en el primer día de la fiesta del Eid el-Fitr se interrumpió bruscamente. La ofensiva israelí volvió a cobrar fuerza y los grupos palestinos intensificaron sus ataques contra Israel. Cuatro soldados israelís murieron y seis más resultaron heridos a causa de un ataque con fuego de mortero disparado por milicianos palestinos desde la franja de Gaza en la zona del Consejo Regional de Eshkol, muy cerca de la franja. Otro resultó muerto en combate, con lo que la cifra de militares israelís muertos asciende ya a 48. En otras localidades del sur de Israel cayeron diversos proyectiles lanzados por grupos palestinos.

La ofensiva en Gaza no se detendrá «hasta que todos los túneles [construidos por grupos palestinos para comunicar Gaza con Israel] sean eliminados», dijo el primer ministro israelí, Binyamin Netanyahu. «Se necesitan valor y determinación para luchar contra un grupo terrorista que busca nuestra destrucción», subrayó Netanyahu, y dejó claro que la ofensiva en Gaza se iba a intensificar a partir de ayer por la noche.

TENSANDO LA PASIVIDAD GLOBAL / Misiles y palabras volvían a enterrar ayer las llamadas de la comunidad internacional para que las partes busquen una solución o, cuando menos, una tregua. Esa llamada se dirige tanto a Hamás como al Gobierno israelí, pero sobre todo a este último, que con la agresiva campaña que ha dejado más de 1.000 muertos palestinos en tres semanas, en su inmensa mayoría civiles, está tensando los límites de pasividad de su principal aliado, EEUU, y también de la ONU.

El domingo el presidente estadounidense, Barack Obama, conversó de nuevo por teléfono con Netanyahu, al que dejó claro que considera un «imperativo estratégico instituir un alto el fuego humanitario inmediato e incondicional». Aunque  insistió en la condena a los ataques con misiles y por túneles de Hamás, Obama habló de «creciente y seria preocupación» por las muertes de civiles palestinos y por el «empeoramiento de la situación humanitaria en Gaza».

El alto el fuego también lo solicitó en la madrugada de ayer el Consejo de Seguridad de la ONU, aunque en una declaración presidencial, de menor peso que una resolución.

Más contundente en palabras pero igual de limitado en su capacidad de influir en lo que ocurre se mostró el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, que aunque pidió a ambas partes que respondan a la «moral» llamada a un alto el fuego ha endurecido su tono con Netanyahu tras su viaje a la zona la semana pasada.

Ayer, tras telefonearle, el surcoreano denunció que «las cifras de víctimas y daños plantean serias dudas sobre proporcionalidad. La gente de Gaza no tiene adónde huir -dijo-. Están atrapados y sitiados en un pedazo de tierra. Todas las áreas son civiles. Cada casa, escuela y refugio se ha convertido en diana».

Ban pidió «el fin del estrangulamiento económico de Gaza y casi medio siglo de ocupación» y dijo: «Más sufrimiento y condiciones de asedio en Gaza aislarán más a Israel, potenciarán a extremistas en ambos bandos y harán nuestro mundo menos seguro».