LA NUEVA ETAPA GRIEGA

Grecia se encara a Bruselas y deja de reconocer a la troika

Apretón fugaz de manos entre Varufakis (derecha) y Dijsselbloem, este viernes.

Apretón fugaz de manos entre Varufakis (derecha) y Dijsselbloem, este viernes.

MONTSE MARTÍNEZ / BRUSELAS

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El pulso entre Atenas Bruselas ha empezado con una dureza extraordinaria. Fiel al discurso electoral contra la austeridad que le aupó al poder, el Gobierno izquierdista de Syriza ha arrancado la partida con una postura de máximos al asegurar que no reconoce a la troika, que agrupa a los acreedores de los dos rescates del país heleno, ni comulga con las condiciones para la devolución de la deuda. Atenas quiere nuevas reglas del juego y plantea el inicio de una una negociación que se prevé larga y no exenta de riesgo.

El primer encontronazo se produjo en la capital griega, donde el nuevo ministro de Finanzas, Yanis Varufakis, recibió al presidente del Eurogrupo --foro que aglutina a los ministros de Economía que comparten el euro--, Jeroen Dijsselbloem. El hecho de que el holandés no haya dejado pasar ni una semana desde las elecciones para ir a Grecia da una idea de la importancia de la cuestión que se dirime y de la voluntad de empezar a trabajar cuanto antes.

Lo más perentorio es resolver cómo afrontar los próximos meses. El segundo rescate acabó a finales del 2014 y, a falta del desembolso de un último paquete de 1.800 millones, se prolongó hasta finales de febrero. El Eurogrupo estaba dispuesto a una nueva extensión, siempre que Grecia lo pidiera, para dar más tiempo a negociar con el nuevo Gobierno. Pues bien, no está nada claro que el Ejecutivo de Tsipras vaya a pedir la prolongación del rescate.

De no hallarse solución, el próximo mes de marzo Grecia se puede encontrar sin ningún tipo de ayuda financiera pero con las nóminas de sus funcionarios por pagar y sus gastos sanitarios y educativos, entre otros, por abordar. Un escenario de estas características acercaría un poco más la posibilidad, remotísima en estos momentos, de que Grecia abandonara la zona euro.

Tanto Bruselas como el nuevo Gobierno en Atenas han expresado su deseo de que el país heleno siga usando la moneda común. Con este panorama sobre la mesa, el presidente del Eurogrupo salió escaldado de Atenas.

Lejos de ocultar su contrariedad, Dijsselbloem no tuvo reparos en mostrar su enfado y su prisa por marcharse al finalizar la comparecencia pública en la que el ministro griego hacía público su órdago y desafiaba al status quo económico que ha imperado en Europa, con Alemania al frente de una concepción de la austeridad llevada a rajatabla.

«No tenemos intención de trabajar con una comisión que no tiene razón de existir», aseguró el ministro de Finanzas griego en referencia a la troika, formada por el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Central Europeo (BCE) y la Comisión Europea (CE).

Son los tres principales acreedores de los dos rescates griegos por valor de 240.000 millones de euros. Las  condiciones impuestas a los anteriores Gobiernos griegos a cambio de recibir la ayuda han asfixiado sobremanera a los ciudadanos griegos en los últimos cinco años.

CONFERENCIA INTERNACIONAL

El ministro de Finanzas heleno, ante la cara de circunstancias del presidente del Eurogrupo, continuó diciendo que la deuda no puede ser pagada en los términos pactados hasta ahora. Y pidió la convocatoria de una conferencia internacional para abordar un nuevo plan. «Esa conferencia ya existe y se llama Eurogrupo», le contestó el holandés, de forma tajante.

El planteamiento del presidente del Eurogrupo en Atenas no se salió del guion que se ha ido repitiendo desde la capital comunitaria en cuanto se supo que el partido de Alexis Txipras se había impuesto con claridad. Un guion que no es otro que la voluntad de que Grecia permanezca en la zona euro, que continúe con el ambicioso programa de reformas iniciado para sanear su economía y que cumpla los compromisos pactados en la devolución de la deuda.

«El Eurogrupo está comprometido con apoyar a Grecia a condición de que Grecia cumpla sus promesas», resumió para, a renglón seguido, asegurar que si Syriza se ajusta a su programa electoral, el presupuesto estatal «descarrilará muy pronto». Desde Alemania, en boca de su ministro de Economía,Wolfang Schaüble, también se lanzó un mensaje: «Alemania no puede permitir ser chantajeada».