PREOCUPACIÓN EN LA COMUNIDAD INTERNACIONAL

Corea del Norte anuncia su primer ensayo con una bomba de hidrógeno

El líder norcoreano Kim Jong-un observa un concurso de artillería militar en Corea del Norte, en una imagen facilitada el martes día 5.

El líder norcoreano Kim Jong-un observa un concurso de artillería militar en Corea del Norte, en una imagen facilitada el martes día 5. / cs/gln

ADRIÁN FONCILLAS

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Corea del Norte ha anunciado este miércoles que ha concluido un ensayo con una bomba de hidrógeno miniaturizada, lo que la acercaría al final del camino de su carrera nuclear. El anuncio ha generado la dinámica habitual de dudas de la comunidad científica global y condenas de la política junto a la también preceptiva reunión de urgencia de la ONU, que ha acordado tomar "medidas complementarias" contra el régimen de Pyonyang.

En la liturgia tampoco ha faltado  la inflamada retórica de los medios nacionales. La llamada “bomba justiciera” está dirigida a Estados Unidos, descrito como “cacique de las agresiones”, “gang de atracadores” o “lobo feroz”. La agencia de noticias oficial, en un raro llamamiento a la calma global, aseguró que el país gestionaría la bomba con responsabilidad y no vendería la tecnología a terceros.

Inminente cumpleaños

De la lógica norcoreana se pronosticaba el ensayo. Cuando un mes atrás anunció que disponía de la bomba de hidrógeno provocó menos miedo que suspicacias, así que el ego de la dinastía de los Kim empujaba a la demostración empírica. Y se añadía el inminente cumpleaños del tirano Kim Jong-un y su conocida afición a las celebraciones nucleares. Así que el margen a la duda era escaso cuando fue detectado un seísmo de 5 en la escala Richter en el noroeste del país, en la misma zona de Punggye-ri de los ensayos nucleares de 2006, 2009 y 2013.

Una bomba de hidrógeno o termonuclear en manos norcoreanas justifica el terror global. Son mucho más potentes que las convencionales de uranio y plutonio y debido a su alcance devastador (cerca de unas 50.000 toneladas de TNT) nunca han sido utilizadas. Solo un pequeño grupo de potencias han realizado pruebas y la potencia siempre ha superado de largo los seis kilotones medidos este miércoles, similares a los del último ensayo norcoreano. Los científicos y la Casa Blanca dudaron de que la bomba fuera termonuclear, o al menos que lo fuera totalmente. Los expertos apuestan por una bomba intermedia con algún isótopo de hidrógeno.

Más improbable aún es que Pyongyang haya podido miniaturizar la bomba para poderla calzar en un misil balístico intercontinental. Y tampoco estos han mostrado un vuelo fiable aún cuando iban sin carga. No es raro que Corea del Norte exagere sus logros militares.

Sin avisar a China

Es probable que los líderes norcoreanos, expertos en la gestión del tempo y la dinámica tensión-distensión, buscasen foco en las elecciones estadounidenses en un momento en que el problema iraní se desinfla. El ensayo ha arruinado los esfuerzos diplomáticos de China y Rusia, los más comprensivos con los desmanes de Pyonyang. En las habituales conjeturas que rodean al enigma norcoreano, algunos aluden a un golpe en la mesa que evidencie su independencia sobre China.

Pekín no fue advertido del ensayo y es más que probable que el presidente chino, Xi Jinping, haya acentuado su desconfianza hacia un líder al que aún no ha concedido audiencia. China ha fracasado en su intento de embridar los antojos nucleares de Corea del Norte y arrastrarla a la mesa internacional de negociaciones. Pekín ya agotó su paciencia en el último ensayo nuclear de 2013 y secundó las sanciones aprobadas por la ONU, aunque se desconoce con qué alcance las implementó. Hua Chunying, la portavoz del Ministerio de Exteriores, expresó  la “rotunda oposición” al ensayo y su objetivo de desnuclearizar la península coreana.

También Rusia, que había declarado el 2015 como el “año de la amistad” con Corea del Norte, condenó la prueba. “Esas acciones agravan la situación en la península, que ya se caracteriza por un alto potencial de confrontación político-militar”, aseguró Moscú en un comunicado.

No es previsible que Pekín y Moscú se opongan a la adopción de más medidas de castigo que probablemente aprobará el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, convocado de urgencia.