La crisis griega

El BCE castiga a Syriza y corta el crédito a la banca griega

MONTSE MARTÍNEZ / BRUSELAS
EVA CANTÓN / PARÍS

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El nuevo primer ministro griego, Alexis Tsipras, prosiguió  ayer su gira europea con visitas cruciales a Bruselas, donde se entrevistó con los altos cargos de la Unión Europea (UE), y París, donde mantuvo un encuentro con el presidente francés, François Hollande.

La visita a Bruselas fue fugaz pero demostró una vez más la voluntad de entendimiento entre dos posiciones hasta ahora antagónicas. Tsipras lo resumió tras la reunión con el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz: «Sé muy bien que la UE es una historia de desencuentros que, al final, acaban en acuerdos». «Vamos a intentar encontrar una solución aceptable», afirmó en referencia a la abultada deuda griega tras dos rescates europeos. «Nuestro objetivo es respetar la soberanía del pueblo griego y su mandato sin romper las reglas de la UE», dijo Tsipras, para añadir: «Aún no hemos alcanzado un acuerdo pero vamos por el buen camino».

Por la noche, horas después de esta reunión y de estas declaraciones optimistas, el Banco Central Europeo (BCE) anunció que a partir del día 11 dejará de aceptar los bonos emitidos o garantizados por Grecia en sus operaciones de refinanciación. O, lo que es lo mismo, corta el crédito a los bancos griegos, que, según el BCE, podrán acceder a la liquidez a través del Banco de Grecia mediante el programa de provisión urgente de liquidez, uno de los programas de financiación previstos por la UE. Para entender qué supone esa medida y qué efectos tendrá en la economía griega siga enlace.

PRESIÓN / Esta es la respuesta de la Eurozona, con Merkel a la cabeza, al programa de Syriza y la primera medida para forzar al nuevo Gobierno griego a renegociar el rescate en la línea impuesta por la troika. «La suspensión -dice el BCE- está de acuerdo con las normas del eurosistema existentes porque en este momento no es posible asumir una conclusión satisfactoria del programa en revisión».

Precisamente, en pleno debate sobre la idoneidad de dar por finiquitada la troika -la terna de acreedores formada por el Banco Central Europeo (BCE), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Comisión Europea (CE)- el primer ministro griego y el titular de Finanzas, Yannis Varufakis, protagonizan esta semana visitas a las principales capitales europeas para buscar complicidades con su política.

Tsipras se reunió ayer con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, el del Consejo Europeo, Donald Tusk, y el del Parlamento Europeo, Martin Schulz. Solo este último valoró la visita del griego ante el curioso silencio de Juncker. Schulz alabó la voluntad del líder de Syriza de mantener a Grecia en la UE. «Es una señal importante», dijo, para a renglón seguido añadir que el pueblo griego es el que «ha pagado la factura» en los últimos años. El presidente del Europarlamento reconoció que el camino hacia el entendimiento todavía es largo.

Al término del encuentro con Juncker, una fuente gubernamental en Atenas indicó que Tsipras había propuesto la preparación con la  con la Unión Europea de un plan de reformas y financiación de cuatro años (2015-18). Este plan comprendería un programa «radical» en materia de lucha contra la corrupción y fraude fiscal, junto a un aligeramiento de las obligaciones presupuestarias de Grecia.

Tsipras viajó después a París donde pidió que Francia ejerza un papel «protagonista» en la tarea de dar una nueva orientación económica al continente y recuperar la senda del crecimiento y el empleo. «Necesitamos un nuevo acuerdo para Europa, un nuevo acuerdo para regresar al crecimiento, reforzar el empleo y la cohesión social», señaló Tsipras en una declaración conjunta con el presidente francés, François Hollande, con quien se reunió en el Elíseo durante algo más de una hora.

«No somos una amenaza para Europa, sino una oportunidad para Europa, que es nuestra casa común», enfatizó.  Asimismo puso de relieve que se debe trabajar «respetando las reglas de la cohabitación» y que todos los países «tienen que trabajar en pie de igualdad». «No hay propietarios ni inquilinos», subrayó el primer ministro griego.