Cómo explicar a un niño un atentado

Escolares franceses, camino del colegio junto a sus padres, este lunes en París.

Escolares franceses, camino del colegio junto a sus padres, este lunes en París. / LE

MARÍA JESÚS IBÁÑEZ / BARCELONA

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"¿De verdad estamos en guerra?". Con esta pregunta se encontraron este lunes por la mañana cientos de maestros franceses cuando, a primera hora, abrieron las escuelas en el primer día de clases después de los brutales atentados en París del viernes. Desconcierto, bastante miedo y muchas dudas. Los más pequeños regresaron a sus aulas (el sábado, jornada lectiva en Francia, se suspendieron las clases) con muchas, muchas preguntas. "Si estamos en guerra... ¿cuánto va a durar?", interrogaban unos."¿Y dónde están los terroristas?¿Van a volver a salir de sus escondites?", cuestionaban otros "¿Así que lo que ha pasado es por culpa de la religión?", reflexionaban los más mayorcitos. Difícil labor la de explicar lo inexplicable.

Prevenidos de antemano, en la gran mayoría de colegios franceses, los claustros de profesores habían sido convocados una hora antes de la llegada de los alumnos. Se trataba de preparar la estrategia, de escoger las palabras justas. Muchos optaron por empezar "escuchando a los estudiantes y dándoles una voz", sin forzar nada, explicaba una docente de un centro de la calle Romainville, no lejos del parisino distrito 11. Algo parecido se hizo en enero pasado, al día siguiente del atentado contra 'Charlie Hebdo'.

"Lo primero que hay que hacer es tratar de restaurar el sentido de seguridad", explica Mar Álvarez, profesora de Psicología en la Universitat Abat Oliva (UAO CEU). Álvarez, que en su momento trabajó con víctimas del 11-M en Madrid, entiende que es fundamental suprimir "la sensación de vulnerabilidad que producen sucesos de la magnitud de estos atentados". "Los occidentales --prosigue-- creemos que lo tenemos todo controlado, que las guerras y las grandes matanzas ocurren lejos de nosotros. Y cuando vemos que no es así, nos venimos abajo". Por eso es tan importante hablar de modo tranquilizador, con palabras que trasmitan calma y no odio.

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Con los niños, defiende la psicóloga, "hay que evitar los pactos de silencio". "A veces, los adultos callamos las cosas por no hacerles sufrir y eso a ellos les genera una gran incertidumbre. No podemos negar la evidencia de lo que ellos mismos están viendo", clama esta especialista, que trabaja también en el Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, donde trata, entre otros, a menores que han sido testigos de casos de violencia doméstica. Evidentemente, añade Álvarez, hay que adaptar las palabras "a cada edad", pero, en ningún momento, hay que ocultar lo ocurrido. "No pasa nada por decirles que tampoco nosotros entendemos por qué ha pasado lo que ha pasado". Es más, agrega la psicóloga, eso propicia, "un sentido de unidad" importante para el niño.

Es, en cierta forma, lo que hicieron el lunes los maestros franceses: "usar las propias palabras de los niños para aclarar sus dudas, explicar que quizás, durante los próximos días, el día a día cambiará un poco, porque verán más policías por la calle y porque no habrá excursiones y salidas escolares, pero hay que dejarles claro que eso se hace para protegerles", explica Claude Halmos, psicoanalista especializado en la infancia.

Un trauma "tan agudo" como el que sufren estos días los niños parisinos, "que deja a la persona en estado de choque" puede tener secuelas durante varias semanas, señala Mar Álvarez. "Hasta cierto punto es normal que se sientan atemorizados, especialmente cuando los adultos están usando términos como el de 'guerra'", dice. Y ellos, los niños, que llevan viendo desde hace un tiempo las consecuencias que una guerra tiene en un país como Siria (tan presente en los medios de comunicación), "lo tienen difícil para volver a la normalidad".

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