Cena caliente, ambiente frío

Ni alubias con salsa de tomate, ni pudin, ni el tradicional rosbif. El todavía primer ministro británico, David Cameron, se ha tenido que conformar en su cena de adiós con un menú mucho más continental. Ensalada de codorniz y judías verdes, ternera con verduras de temporada y fresas de postre para una despedida europea que algunos líderes y dirigentes han calificado de “tensa” y “triste” y en la que no se han visto grandes gestos de cariño hacia un Cameron con el que, pese a las divergencias, han compartido los últimos seis años de batallas en la Unión Europea.

El líder de los conservadores británicos, habitual freno a cualquier intento de integración, dejará el puesto el próximo 9 de septiembre, fecha en la que el partido de los toris elegirá a su sucesor. Esto significa que si el presidente de la UE, Donald Tusk, no vuelve a convocar una reunión extraordinaria de los 28 antes de esa fecha, Cameron no volverá a compartir mesa y mantel con sus todavía homólogos europeos.

La sonrisa de Farage

Hacía tiempo que a la sede del Consejo Europeo no se acercaban tantos periodistas británicos –en total 1.300 periodistas acreditados de toda la UE- ni que la llegada de un político como Nigel Farage,líder del Partido por la Independencia de Reino Unido, era seguida con tanta expectación. Su sonrisa chocaba con la tensión en los pisos nobles del edificio Justus Lipsius.

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“Atmósfera triste, pero constructiva”, resumía el primer ministro estonio, Taavo Roivas, sobre esta última cena con Cameron. “El día después del ‘brexit’ me sentí como si alguien muy cercano a mí hubiera dejado nuestro hogar y en el mismo segundo sentí lo bonito que esta casa era para mí”, decía Tusk. Lo cierto es que Cameron nunca ha estado demasiado a gusto en esta casa, donde ha boicoteado muchas negociaciones. Desde la unión bancaria hasta el último marco presupuestario de la UE. Las negociaciones pueden ser "largas, frustrantes y difíciles", admitía tras la cena. "Es una noche triste para mí porque no quería estar en esta posición", se despedía.

Renzi, con un vino espumoso

Pese a la tirantez en el ambiente y la tensión descrita por el presidente de la Eurocámara, Martin Schulz, se han visto sonrisas y muchos saludos protocolarios. La anécdota la ponía el primer ministro italiano, Matteo Renzi, que acudía a la sede del Consejo Europeo, según fuentes de la casa, con una caja de un vino espumoso italiano para celebrar la victoria de la escuadra 'azzurra' sobre España en la Eurocopa.