LA NUEVA ESTRELLA DEL TEA PARTY

El clon de Sarah Palin

Christine O'Donnell, triunfadora en las primarias republicanas de Delaware, es la sensación del momento de la política de EEUU, pese a un perfil ultraconservador no ajeno a las polémicas

La revelación 8 O'Donnell, de indudable parecido a Palin, ayer.

La revelación 8 O'Donnell, de indudable parecido a Palin, ayer.

IDOYA NOAIN / Nueva York

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«Chiflada» es uno de los adjetivos más suaves que se han usado para describir a Christine O'Donnell, la mujer de 41 años que el martes dio en Delaware un duro golpe al establishment del Partido Republicano a la vez que engrandecía la lista de victorias del ultraconservador Tea Party en las primarias para las elecciones del 2 de noviembre.

Lo llamativo de su caso es que esta vez las descalificaciones salen de bocas republicanas, y no solo de polos políticos y sociales opuestos al conservadurismo extremo de los personajes que están encumbrando el Tea Party. Y llamativo también es que, como sucede con Sarah Palin, la exgobernadora de Alaska y excandidata presidencial que se ha convertido en estrella del Tea Party (y ha respaldado a O'Donnell), por más baja opinión que tengan de ellas analistas y estrategas políticos, una parte de la ciudadanía las ve como el nuevo tipo de político que quieren llevar hasta el poder de Washington.

Biografía con sombras

A ojos de una mayoría sería cuando menos improbable que llegara a optar al Senado una mujer que carga en su equipaje problemas y controversias. Tiene, entre otras cosas, cuentas pendientes con Hacienda por impago de impuestos. Fue también cuando menos oscura la contabilidad de las tres anteriores campañas en las que obtuvo paupérrimos resultados (que luego infló). Una antigua ayudante ha denunciado que O'Donnell usó donaciones a su campaña «para pagar el alquiler y otros gastos personales». Incluso mintió sobre su formación, alegando durante años que tenía un título universitario que no consiguió hasta hace unos meses.

Esas sombras no han frenado al 53,1% de los votantes conservadores que el martes le dieron la victoria sobre un republicano moderado y de larga trayectoria política, Mike Castle. Ellos han puesto a O'Donnell en el mapa político nacional, donde el escrutinio se intensifica.

Se han multiplicado las visitas a YouTube para ver vídeos que ayudan a componer el mapa ideológico de esta mujer nacida y criada en Nueva Jersey, formada en el catolicismo y que ha salpicado sus creencias también de evangelismo. Una apasionada de la cocina que entre sus lamentos vitales tiene el de no haberse casado y no haber tenido hijos.

Resucita así la O'Donnell de los años 90, la fundadora de un grupo que promovía la abstinencia sexual, que defendía los valores de la castidad y comparaba la masturbación con el adulterio. La que expresaba su oposición al aborto incluso en caso de violación, la que criticaba el dinero destinado a programas contra el sida, la que denostaba la evolución y defendía el creacionismo.

Ahora O'Donnell asegura que ha «madurado mucho», pero no ha variado su filosofía ultraconservadora. Promete que si llega al Senado trabajará para revocar la ley con la que reformó el sistema sanitario el presidente Obama (al que en el 2008 llamó «antiamericano»). Defiende «un enfoque centrado en el libre mercado y el sector privado para que la economía se recupere». Se opone a la financiación federal de la investigación con células madre... Propuestas con las que confía en ganar en noviembre.