Humana dona 100 kilos de ropa para la decoración de una calle

Los vecinos vestirán la vía de Joan Blanques con motivos playeros

Vecinos del tramo Joan Blanques de Baix preparan los adornos.

Vecinos del tramo Joan Blanques de Baix preparan los adornos.

LUIS BENAVIDES
BARCELONA

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Una de las calles de la antigua vila de Gràcia, que del 15 al 21 de agosto celebra la fiesta mayor a la que acudirán miles de personas, ha recibido una donación tan útil como inesperada: 100 kilos de ropa usada. La aportación es de la fundación Humana, una oenegé con más de 1.300 contenedores de ropa usada en Catalunya. Los beneficiarios han sido los vecinos de la calle de Joan Blanques, encargados de embellecer desde 1980 el tramo entre las calles de Sant Lluís y Encarnació.

La fiesta mayor de Gràcia está cerca y 18 calles, engalanadas con materiales reciclados y toneladas de imaginación, se transformarán en obras de arte efímero. Detrás de todos y cada uno de los adornos, por sencillos que parezcan, existe un proyecto colaborativo invisible para los visitantes. Empieza con la recogida de botellas y bolsas de plástico, cartones y telas. Y acaba con su colocación en la vía pública después de una manipulación artística.

Todo el material suele llegar de manos de particulares, en su mayoría vecinos. «Cada año ponemos un anuncio para pedir la colaboración a los vecinos. El donativo de Humana nos ha ayudado muchísimo», celebra Enric Fernández, vicepresidente de la Associació de Veïns del Carrer Joan Blanques de Baix.

Humana debuta en la fiesta mayor de Gràcia con esta colaboración. «Hemos entregado telas ligeras, sobre todo camisas y sábanas, de colores diferentes. Al mismo tiempo que ayudamos a esta entidad sin ánimo de lucro, también nos damos a conocer en el barrio», cuenta Joan Carles Montes, responsable de comunicación de la oenegé.

ANIMALES ACUÁTICOS / Con las telas ha cubierto botellas y cartones para dar vida a caballitos de mar, gambas y otros animales marinos. La temática acuática tiene su explicación en una excursión realizada por los socios de la entidad. «En Montgat descubrimos una playa con las clásicas casetas de colores, y nos pareció una buena idea recrear una playa de principios del siglo XX», cuenta Fernández, de 67 años.

 

Los voluntarios comenzaron en febrero y ya han echado más de 300 horas. «Somos unos 20 socios, la mayoría jubilados. Decorar la calle para la fiesta mayor es nuestra principal afición», añade el vecino, quien espera repetir el éxito del 2008. «Ese año ganamos, aunque normalmente quedamos entre la cuarta y la sexta posición. Si fuéramos un equipo de la primera división española, lucharíamos por la UEFA», bromea. H