GRÀCIA

La calle de Matilde pide paso

Vecinos y comerciantes de una pequeña vía sufren el bloqueo de camiones y furgonetas

Un camión parado en la estrecha calle de Matilde, el pasado jueves.

Un camión parado en la estrecha calle de Matilde, el pasado jueves.

CARME ESCALES / BARCELONA

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"Oiga, ¿va a dejar el camión mucho rato aquí?", "Podría separar un poco su furgoneta del portal que tengo que salir con el cochecito del bebé?", "Cuidado que el camión va marcha atrás, sin visibilidad y están pasando criaturas por detrás". "Por favor, ¿no se da cuenta de que su furgoneta tapa por completo mi escaparate? ... Esta es, tal cual, la banda sonora, día sí y día también, en los escasos 50 metros de la calle de Matilde para desespero de vecinos y comerciantes.

En el mismo distrito de Gràcia que cada vez da más prioridad al peatón, Matilde tiene un aparcamiento de motos en batería a un lado y sufre el continuo estacionamiento de vehículos que cargan y descargan cajas para comercios del barrio -sin ser zona de carga y descarga- lo que limita el paso de los vecinos que a veces no pueden salir de casa.

"Ha habido veces en que hemos tenido que esperar a que volviera el conductor de entregar la mercancía y que moviera el vehículo para poder salir del portal", explica Marta Domínguez, una vecina que en varias ocasiones ha llamado a la Guardia Urbana para que pasara a ver cómo estaba su calle, casi siempre bloqueada por camiones y furgonetas.

ESCAPARATES OCULTOS

"A mí, mira, me molesta, claro que sí, además del ruido constante de los motores y de las operaciones de carga y descarga de cajas de cerveza u otras cosas. Pero sobre todo me sabe mal por los comercios de la calle", puntualiza Domínguez. En la calle de Matilde hay tres establecimientos: una tienda de ropa; otra de alimentos y complementos para animales, y un costurero. A causa de los camiones aparcados, los escaparates de todas ellas quedan privados de la vista de transeúntes que caminan por la Travessera de Gràcia o por la plaza de la Vila, que colindan con la calle de Matilde.

"Me traen género a mí y a veces no pueden ni entrar en la calle", explica Mon Cascales, de la tienda de artículos para animales Món Pelut. "El transportista para el motor y te dice: son dos minutos, y luego está lo que quiere, igual aprovecha para ir a desayunar", detalla Cascales. "Y en la plaza, a unos 10 metros de nuestra calle es donde tendrían que hacerlo porque ahí está la zona de carga y descarga, pero en esa zona prevista para ello siempre hay coches particulares o incluso de la Guardia Urbana ocupando el espacio", añade.

APUNTAR MATRÍCULAS

"Les dices algo y te increpan o te amenazan", declara Mon Cascales. "Llamas al 092 y te dicen que tomes nota de las matrículas, pero esa no es mi función. Deberían hacerlo los guardias, pero vamos a buscarlos personalmente, al ayuntamiento, y no nos hacen caso. Dicen que ya pasarán", dice. "Solo un urbano, al que conocemos y que además es cliente, a veces viene y multa. Ese agente logró que me pusieran una señal de no aparcar, pero a la que nadie hace caso. Deberían cerrar la calle con pivotes", concluye.

{"zeta-legacy-despiece-horizontal":{"title":"Denuncias sin resoluci\u00f3n","text":"\u00abEs un problema continuo\u00bb, asegura Arcas. \u00abPagas tus impuestos y tu escaparate, y a veces la puerta, est\u00e1n bloqueados por un cami\u00f3n estacionado. Y a veces hacen marcha atr\u00e1s sin mirar si pasa alguien\u00bb. \u00abHay d\u00edas que llamo hasta tres veces al 092 y vienen cuando vienen. Y mi tienda es mi sustento econ\u00f3mico\u00bb, se queja Mon Cascales."}}