25 años con la Garrotxa en el plato

dice Fina Puigdevall que los 25 años que cumplió Les Cols el pasado lunes se le han pasado «volando». «Muy deprisa», insiste. Curiosa sensación en una cocinera a la que le gusta el concepto de slow food. Un cuarto de siglo con una apuesta irrenunciable por poner el paisaje en el plato (especialmente en los últimos 15 años) sirviendo solo productos de la Garrotxa. Dos estrellas Michelin desde el 2010 refrendan su afinado discurso y su buen hacer.

La chef sonríe ahora al recordar que su idea no acabó de convencer a sus padres, de modo que le hicieron poner la puerta en la parte posterior de la masía amurallada que acoge su vivienda y el restaurante. Creían que duraría poco. Pero los desautorizó a base de triunfos. El último, la dirección gastronómica del hotel de lujo Mas de Torrent, que asume con su socio y también cocinero, Pere Planagumà, y todo su equipo.

REMODELACIÓN Y RADICALIZACIÓN / Recuerda Puigdevall cómo se liaron la manta a la cabeza y, cuando cumplieron 10 años, hicieron una nueva apuesta, osada, pero al fin y al cabo también ganadora: se pusieron en manos del estudio de arquitectura RCR y remodelaron el local, radicalizaron la carta «renunciando a gustar a todo el mundo» (se inspira en la cocina de su casa, en el Vall de Bianya, en contacto directo con la naturaleza) y ampliaron la oferta con un hotel de cinco habitaciones acristaladas que llevan su hermano Quim (Quim Cols, le llaman muchos) y su mujer, Judit Planella. El resultado fue tan espectacular que hubo una época en la que aparecieron más en publicaciones de diseño y tendencias que en las gastronómicas.

Fueron solo unos cuantos meses porque su cocina se ha ganado toda la atención mediática con sobrados méritos. Hace unos meses amplió la oferta los jueves con un menú de 15 euros de arroces en el pabellón Tossols, a dos pasos del río Fluvià. «Es un balance positivo -resume con sano orgullo la cocinera-. Hemos disfrutado mucho. Este aniversario nos da fuerza para volver a comenzar con nuevos objetivos».