'Je suis Charlie' (pero depende)

Esto de la libertad de expresión cada uno lo cuenta como le va. Su defensa, sus límites, las consecuencias de su ejercicio pleno y de sus limitaciones es uno de los debates recurrentes en la conversación pública. Estos días, la coincidencia de varios hechos (escándalos, polémicas, revuelos, decimos los medios) han agudizado la intensidad del debate.

Casi al unísono, en España se encarceló a dos titiriteros Españatitiriteros por exhibir ante un público infantil un cartel en el que se leía "Gora Alka-ETA" el mismo día en que varios niños participaban en una comparsa del Carnaval en Santoña disfrazados de falangistas y cantando el 'Cara el Sol'.Carnaval  falangistas'Cara el Sol'. En Madrid, empezó el juicio a la portavoz del Ayuntamiento de Madrid, Rita MaestreRita Maestre, por la protesta en la que se manifestó con el torso descubierto en la capilla de la Universidad Complutense en el 2011, y el juez Santiago Pedraz inició los trámites para sentar en el banquillo al concejal de Ahora Madrid Guillermo ZapataAhora Madrid Guillermo Zapata por un delito de humillación a las víctimas del terrorismo por unos  tuits que publicó en el 2011 sobre Irene Villa. Y en Barcelona, la revista 'El Jueves' se enfrenta a una denuncia de la comunidad judía española por unas viñetas en las que carga contra Israel y la poetisa Dolors Miquel la lió (como está de moda titular ahora) con su versión punk del Padre Nuestro leída en pleno Saló de Cent del Ayuntamiento de BarcelonaSaló de Cent  en la entrega de los premios Ciutat de Barcelona.

'Je suis Charlie', pero depende. En la conversación pública, la famosa cita -convertida en cliché a base de usarla- atribuida a Voltaire ("No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlo") solo se usa sin fisuras cuando se trata de lanzarla, cual arma arrojadiza, al que pide matices y límites en la libertad de expresión en lo tocante a temas que no se consideran propios. Cuando, en cambio, se habla de temas que sí tocan asuntos sensibles, la libertad de expresión se convierte en un océano de matizados grises. Así, libertad de expresión para dibujar a Mahoma, pero limitaciones para no ofender en lo que se refiere al Padre Nuestro punk. "¿En eso consiste la democracia? ¿No se puede opinar sin ofender?", escribió contra el poema de Dolors Miquel Pilar Crespo de Tarragona.

RELIGIÓN Y TERRORISMO

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La religión suele congregar a muchos fieles de piel fina y, al mismo tiempo, a muchos sátiros que usan la libertad de expresión en su forma más irreverente e hiriente. El terrorismo es en España otro asunto en el que la libertad de expresión entra en terrenos quebradizos. En lo que se refiere al caso de los titiriteros, por ejemplo, en Entre Todos hemos recibido muchas cartas defendiendo su derecho a la sátira ("¿Se imaginan a los mossos arrestando a los actores de 'Polònia'?", se preguntaba Edu Membrive, de Barcelona) pero también criticando el contenido de la obra ("Si Celia Mayer no ha dimitido como concejal de Cultura es porque no ha cometido ningún error. ¿Cómo se puede considerar un error enseñar a los niños a ahorcar a un juez, apuñalar a un policía, violar a una monja o sacar una pancarta de 'Gora Alka-ETA'? Libertad de expresión", escribió Josep SimónJosep Simón, de Esplugues de Llobregat). Y en cambio, cuando el 11-S, en aquel internet sin redes sociales pero con foros y chats, España se ganó una (mala) reputación por bromear sobre los muertos en las Torres Gemelas. ¿Es el 'Gora Alka-ETA' inadmisible y dibujar a Mahoma con una bomba en el turbante, libertad de expresión? ¿Y viceversa?

Probablemente es sano que la liberad de expresión y sus límites sean un tema continuo de discusión en la conversación pública, un debate continuo, ya que los tabús cambian. Y si se derriban es en gran medida gracias a quienes empujan hasta el límite la valiosa y frágil libertad de expresión. Lo que no aporta nada es citar a Voltaire sin ton ni son cuando en realidad la única libertad de expresión que cuenta es la propia.