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#Cambios en Twitter

Dick Costolo dice adiós como consejero delegado de la red social que se enfrenta un momento clave para redefinir su futuro y su modelo

Nuevos vuelos 8 Dick Costolo durante un seminario de Twitter en Cannes, en junio del 2012.

Nuevos vuelos 8 Dick Costolo durante un seminario de Twitter en Cannes, en junio del 2012.

IDOYA NOAIN / NUEVA YORK

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Una empresa con más de 300 millones de usuarios, valorada en 20.400 millones de euros y con unos ingresos en 2014 de 1.240 millones puede parecer un éxito indiscutible. Esas son, no obstante, las cifras de Twitter. Conviven junto a otras como los 1.000 millones de personas que se han registrado en la red social pero nunca han vuelto para usarla, los más de 1.000 millones de usuarios de Facebook o los casi 530 millones de dólares en pérdidas del pasado ejercicio. Y esas dos realidades explican las turbulencias que atraviesa la empresa del pajarito azul, cuyo vuelo dejará de estar dirigido por Dick Costolo.

El jueves se anunció que quien ha sido consejero delegado los últimos cinco años y lideró el proceso de salida a bolsa abandona el cargo el 1 de julio. Será sustituido, al menos temporalmente, por Jack Dorsey, uno de los fundadores y su primer consejero delegado. Y con el cambio ha llegado la avalancha de análisis de problemas y retos de la red de los 140 caracteres y recetas de cómo mejorar. Todo el mundo parece cocinero.

En el análisis hay coincidencia. Twitter es una herramienta difícilmente superable en noticias y acontecimientos deportivos o de entretenimiento en vivo, se ha hecho imprescindible para profesionales del márketing y, como escribía The New York Times,"es un paraíso para el más humano de los pasatiempos: el cotilleo despreocupado".

RETOS Y POTENCIAL

Su capacidad para atraer usuarios que vuelvan más de una vez, no obstante, decrece (del 50% que ganó en 2012 pasó al 25% en el 2013 y al 18% el año pasado). Con su estructura de mensajes que aparecen estrictamente por orden cronológico inverso palidece como red social al lado de Facebook o Instagram y cede terreno ante otras como Snapchat, enfrentando por ello más problemas para atraer publicidad. Aunque sigue siendo considerado un magnífico vehículo para la libertad de expresión, no ha resuelto aún cómo lidiar con quienes abusan de sus servicios para practicar el ciberacoso. Y tras enfadar a desarrolladores al cambiar las directrices de quiénes podían acceder a sus datos, tiene problemas para que se generen aplicaciones que le ayuden a desarrollar sus posibilidades. Y son muchas, pero en el aire, lo que alimenta la desconfianza de los inversores. Lo analizaba ayer en CNBC el asesor de inversiones Michael Yoshimaki: "Su enorme potencial sigue siendo solo eso: potencial no capturado".

A la hora de dar recetas, en cambio, los ingredientes para la supuesta solución varían. Una de las que más ha circulado es la que escribió Chris Sacca, uno de los principales inversores en la compañía, que tras diagnosticar que "para la mayoría de la gente Twitter es demasiado difícil de usar, tuitear da miedo y en Twitter se sienten solos" propuso caminos. Entre ellos, centrarse en acontecimientos en vivo y construir canales que permitan al usuario ver los temas que le interesan agrupados y enriquecidos, y no siguiendo necesariamente el estricto orden actual. No suena mal, pero tampoco nuevo. Facebook lo hace en los muros.

Por su parte, el influyente analista Ben Thompson, que en abril pedía la cabeza de Costolo entre otras cosas por haber enturbiado la relación con los desarrolladores, propone volver a potenciarla; otros sugieren mudar el nido a Google vendiéndose y hay quien plantea que Twitter simplemente debe asumir que nunca será una red de masas y se esfuerce por mimar a los usuarios que ya tiene. #Habráquever.

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