EN BUSCA DE UNA SALIDA LABORAL

"Sin estudios de secundaria era complicado trabajar"

Adrián Rozas, de 17 años, dejó los estudios de la ESO

Adrián Rozas amasa pan en una clase práctica en el centro Cal Molins.

Adrián Rozas amasa pan en una clase práctica en el centro Cal Molins. / periodico

ANTONI FUENTES / Barcelona

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El caso de Adrián Rozas se repite en miles dejóvenes españoles. Hace un año, dejó los estudios de laESOtras chocar contra un muro que le resultó imposible de saltar en aquel momento. "La ESO no me fue nada bien. Entonces no estaba concienciado de la importancia que tienen los estudios", confiesa este joven de 17 años. Lo dice enfundado en una bata blanca y con un gorro protector mientras amasa pan en un curso que imparte el centro Cal Molins de L¿Hospitalet, en colaboración con el Gremi de Flequers de Barcelona.

La historia se repite. Los estudios van mal, tensión familiar yabandono de las clases. Al dejar la enseñanza obligatoria, chocó contra otro muro, el delmercado laboral. A diferencia de los jóvenes que dejaron las aulas por el ladrillo, Adrián Rozas se encontró, en plena crisis, con la competencia de cientos demiles de parados mejor cualificados que él, incluso con una legión de universitarios en busca de empleos por debajo de sus posibilidades. "Sin tener losestudios de secundaria --reconoce-- era muy complicado encontrar trabajo".

Ahora Adrián desprendeilusióny motivación: "Sin este curso no tendría nada. Me ayudará a buscar una salida, aunque es verdad que ahora las posibilidades de encontrar un trabajo son reducidas, pero si estás preparado serán más altas". También se plantea seguir estudiando un grado superior de Formación Profesional para llegar a ser un buen panadero o pastelero. Ha empezado a buscar panaderías para llevar a cabo sus prácticas y, quien sabe, seguir trabajando.

Adrián parece que se ha familiarizado con los hábitos laborales que imparten en el curso. "Funcionamos como una empresa, es decir, los alumnos tienen que ser puntuales, no faltar a clase y estar motivados", dice José Alcántara, organizador de los cursos en Cal Molins, que forman parte de la oferta del Servei d¿Ocupació de Catalunya. En general, la motivación es buena, ya que acuden voluntariamente, no cobran nada y hay muy pocas expulsiones.