Escocia, Catalunya y los bancos

En Madrid, el/la banquero/a, que tampoco ha nacido en la capital, repasa la actualidad en una sobremesa discreta. (Tras el ascenso de Ana Botín a la presidencia del Santander -nada de Ana Patricia, que no le gusta y es respetable- y con Dolores Dancausa de consejera delegada de Bankínter, hay que hablar de banqueros y banqueras). Las tarjetas black de Caja Madrid-Bankia, con Blesa y Rato de protagonistas, el fenómeno Podemos, la nueva fuerza política emergente que lidera, no sin algún rifirrafe interno, Pablo Iglesias, y también los nubarrones económicos que parecen volver a Europa son los asuntos inevitables que surgen entre los postres y el café. Y también, por supuesto, lo que ocurre y sobre todo lo que podría ocurrir en Catalunya. El/la banquero/a no oculta su preocupación, pero tampoco su confianza y esperanza de que, al final, todo salga bien y, por encima de todo, confía en la madurez y sensatez de los españoles. Lo mismo que decían los más optimistas en el Palacio Real en la recepción del día de la Fiesta Nacional. El/la banquero/a, que viaja con frecuencia fuera de España y está en contacto con inversores internacionales, explica que hasta hace muy poco la curiosidad/preocupación por una posible independencia de Catalunya era mínima. Piensa que el único método para comprobarlo, como si fuera un índice o una ratio más, es el número de preguntas que le formulan por el tema. Admite que hasta hace semanas, la cantidad de veces que plantearon era mínima.

Ahora, sin embargo, el número y la frecuencia de las preguntas han subido, pero tampoco de forma exponencial. En cualquier caso, cree que, a pesar de todo, el mercado no descuenta -prevé- la independencia de Catalunya. Todavía más. Su olfato de financiero de persona acostumbrada a otear y obtener lo mejor de los mercados le indica que son muy pocos quiénes piensan que Cataluña será independiente.

El/la banquero/a entiende a sus colegas catalanes, los responsables de las dos grandes entidades financieras del Principado, Caixabank y el Banc Sabadell, a quienes algunos les han reclamado un pronunciamiento en el asunto catalán. Es entonces, casi a punto de terminar la sobremesa madrileña, cuando recuerda que los grandes jefes del Royal Bank of Scotland y del Lloyds Bank, que también tienen su sede en Escocia, no dijeron ni una palabra hasta un par de días antes de que se celebrara el referéndum. Eso sí, en ese instante,  cuando las encuestas anunciaban un resultado ajustado, ambos banqueros dijeron que ellos y sus entidades estaban en contra de la independencia de Escocia. Además, advirtieron de los riesgos financieros y de las complicaciones económicas y bancarias que tendrían sus clientes en esa Escocia independiente. En cualquier caso, el/la banquero/a confía en que sus colegas de Catalunya no tengan nunca que llegar al extremo de tener que dar una opinión la víspera de nada.