Kiwisac

un ejemplo de entente entre maternidad y moda

La compañía leridana, nacida en plena crisis, aumenta su facturación

ATREVIDA. Núria Martell, con algunos de sus diseños.

ATREVIDA. Núria Martell, con algunos de sus diseños.

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La necesidad agudiza el ingenio y hay algunos que de ella consiguen convertirla en negocio. Es el caso de Núria Martell, creadora de Kiwisac, una marca leridana especializada en productos de puericultura, que cumplió el sueño de crear su propia empresa tras convertirse en madre. Su hija Andrea fue el detonante que la empujó a emprender la aventura. «En mi día a día como mamá, iba siempre cargada con mi bolso y el de la niña. Quería fabricar uno que sirviera para las dos, con muchos compartimentos y diseño, que sirviera para colgar en el cochecito y también como bolso de mano. En el mercado, solo encontraba productos de color pastel y con motivos muy infantiles», explica esta emprendedora mientras escoge algunas de las telas coloridas para sus diseños.

No se lo pensó dos veces y en el 2008, cuando estallaba la crisis en España, cogió el toro por los cuernos y emprendió su innovador proyecto.

Empezó comercializando los originales bolsos, su producto estrella, «que utilizan incluso muchas mujeres que no son madres», afirma la empresaria. Ahora Kiwisac ha añadido a su catálogo baberos, sacos para las sillas de paseo, neceseres y otro tipo de artículos relacionados con la puericultura.

La empresa fabrica en China y en Catalunya, vende en toda España, exporta a Portugal, Holanda, Luxemburgo y Bélgica, y está a punto de hacerlo en Francia, donde ha despertado gran interés. La desfavorable situación económica no ha hecho mella en los resultados económicos de Kiwisac, que el año pasado facturó unos 500.000 euros, una cifra que ha ido incrementado desde que Núria Martell creó la empresa hace seis años. Este ejercicio espera alcanzar los 800.000 euros gracias a la exportación.

Martell empezó con una inversión de 3.000 euros. Su intención era montar algo de pequeñas dimensiones. Ahora confiesa que el éxito le ha pillado por sorpresa y que, a veces, se siente desbordada. Con una sonrisa en los labios, toca madera para que todo siga igual. EVA VISA