Cuestión de fe

Hay un pasaje en la Biblia en que Jesús entra en Cafarnaún y un centurión romano se le acerca para pedirle que cure a su sirviente enfermo. Jesús se muestra dispuesto a seguirle pero el militar se lo impide con una famosa frase: «Señor, no soy digno de que entres en mi casa; basta que digas una palabra y mi sirviente se sanará». Jesús, admirado, le comenta a sus seguidores: «Les aseguro que no he encontrado a nadie en Israel que tenga tanta fe».

«Ve, y que suceda como has creído», le contesta al centurión y, en ese momento, su sirviente se cura. De la misma manera, hay días en que los inversores parecen tener una fe igual de grande. La diferencia es que el resultado no es tan inmediato.

El depositario de tanta confianza suele ser el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, quien ayer aseguró que la institución «hará lo que deba para elevar la inflación y las perspectivas de inflación tan rápido como sea posible». La referencia temporal (hasta ahora había empleado fórmulas como «si es necesario») disparó los ánimos.

Máxime cuando sus palabras se vieron acompañadas por una inesperada rebaja de tipos en China, que los inversores confian en que ayude a reactivar su economía. Ahora habrá que comprobar si el BCE no defrauda las expectativas (es clave cuánto tardará en actuar y si llegará a comprar deuda pública, como se prevé). Pero esa es la preocupación de mañana, no de ayer. El Ibex 35, así, subió 3,07% en el día (máxima alza en año y medio) y un 3,67% en la semana, a los 10.520,6 puntos, con la prima en los 124 puntos.