De Cervelló al mundo

En el 2009, las ventas de Inbeca Wellness Equipment cayeron cerca del 20%. Ese mismo año la empresa especializada en la producción e instalación de saunas y piscinas prefabricadas movió ficha y decidió potenciar sus piscinas térmicas para internacionalizarse. Hoy la empresa catalana exporta el 30% de su producción. «Esperamos que esta cifra alcance el 50% en menos de cinco años», vaticina David Camps, gerente de la empresa familiar e hijo del fundador, Antoni Camps.

De momento la compañía con sede en Cervelló (Baix Llobregat) opera en Francia, Reino Unido, Portugal, Holanda, Mónaco, Marruecos y Emiratos Árabes Unidos. Camps, que comparte la dirección de la empresa con sus hermanos Isaac y Abraham Camps, reconoce que el camino hacia la internacionalización no ha sido fácil. «Son mercados muy exigentes porque están muy familiarizados con el concepto del bienestar», afirma. Por eso agrega que la empresa se ha visto obligada a mejorar el diseño y la calidad de sus productos.

Paralelamente Inbeca Wellness Equipment ha incorporado un departamento de exportación y ofrece cursos lingüísticos a parte de su plantilla. El siguiente paso de la compañía pasa por consolidarse en Oriente Próximo y conquistar Rusia y Alemania. «La idea es dejar de depender paulatinamente del mercado nacional», apunta el gerente.

Camps agrega que, a pesar de la coyuntura actual, el sector del wellness (bienestar físico y mental), también está en auge en España gracias a la sofisticación de los centros deportivos que, a su juicio, ya no se conciben sin aguas. «Las personas buscan ahora contrastes térmicos para poder relajarse», argumenta.

Entre sus clientes destacan hoteles, centros deportivos y gimnasios como el Grupo Metropolitan para el que la empresa ha instalado saunas finlandesas, baños a vapor, duchas de hidroterapia y fuentes de hielo que cambian de temperatura, entre otros.

Inbeca Wellness Equipment, que celebra este año su 50º aniversario, fue fundada por Antonio Camps. Su hijo explica que la empresa nació como un taller de carpintería, hasta que un cliente encargó la confección de una sauna en un momento en el que este producto no era común en España. A partir de entonces la compañía fabricó saunas y otros elementos de relajación a mayor escala «por el boom del concepto del bienestar que llegó al país a finales de los 70 y después gracias a los Juegos Olímpicos de Barcelona», explica Camps. La empresa, que tiene más de 40 empleados, cerró el 2013 con una facturación de cinco millones, el 22% más que en el 2012.