El transporte

Las reuniones, mejor otro día

Algunos de los seis trenes AVE que ayer partieron de la estación de Sants viajaron semivacíos

JOSEP M. BERENGUERAS
BARCELONA

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La estación de Sants amaneció ayer casi desierta. A las 7.30 de la mañana pocos eran los usuarios que paseaban por sus anchos pasillos, mientras que la acción de algunos piquetes obligaba a cerrar a los comercios que habían levantado la persiana (excepto una de las cafeterías, por orden expresa de los sindicalistas). Los servicios mínimos dictaban la circulación de uno de cada cuatro trenes de Cercanías, pero ningún Regional. Solo seis trenes AVE partieron de la estación: uno a Sevilla y otro a Málaga, y cuatro a Madrid. Otros tantos llegaron a Sants.

Alain Amel viajaba con su señora. Tenían billetes para las 7.30 horas, pero la huelga general convocada por los sindicatos y la posterior asignación de servicios mínimos suprimió su tren. «Estábamos al corriente de que había huelga. Hemos llegado con tiempo para coger el tren, y hemos podido cambiar los billetes sin ningún problema», relataba minutos antes de las 8.00 horas, cuando salía su AVE hacia Madrid, donde pasarán unos días haciendo turismo. «El problema ha sido llegar a la estación. Nos ha costado mucho encontrar taxi», añadía.

Unos pocos asientos más atrás, Rubén Hernández explicaba que compró su billete conociendo de los servicios mínimos, por lo que los problemas «no han existido». «No he tenido problemas para llegar, ya que he venido en coche, y parece que saldremos a la hora, así que todo en orden», explicaba este catalán residente en Madrid. En otro vagón, María Becerra se preparaba para «visitar a un familiar en el hospital».

Renfe ofrecía a los usuarios con billetes para ayer un cambio de horario, de día o la devolución del dinero. La mayoría optó por las dos últimas opciones, visto el aspecto de los trenes: tanto el Barcelona-Madrid (8.00 horas) como el Barcelona-Sevilla (8.15) apenas tenían un tercio de los asientos ocupados. La cafetería, uno de los vagones más frecuentados, permanecía casi vacía. «Naturalmente, suelen estar mucho más llenos», reconocía una empleada. ¿El motivo? «La huelga. La gente habrá querido ahorrarse problemas. Y muchos viajeros de negocios han pospuesto sus reuniones a otros días para evitar retrasos», agregaba.

El temor a que algunos piquetes dificultaran la salida de los trenes de larga distancia no se convirtió en realidad, y durante toda la jornada se cumplieron los servicios mínimos pactados, «sin incidencias de retrasos destacables», relataron fuentes de Renfe.