Valentín Fuster y Paul Fuster, unidos por el corazón

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nmartorell18630823 barcelona 14 03 2012 entrevisra con valenti fust160614205347 / CARLOS MONTAÑÉS

NÚRIA MARTORELL

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Padre e hijo, prestigioso cardiólogo y músico bohemio, ofrecieron solo una entrevista conjunta, en la que explican cómo ha sido su relación ("no siempre fácil"). Fue en mayo del 2012 y ambos mostraron sus ganas de constatar sus afinidades, más allá de las engañosas apariencias. La sinceridad palpita en esta conversación a corazón abierto. Recuperamos el reportaje a raíz de la presentación del cantante de su nuevo disco, 'Go / Between' (Chesapik) el sábado 18 de junio, en el Centre Artesà Tradicionàrius (CAT).

Valentín Fuster (Barcelona, 1943), uno de los cardiólogos más prestigiosos del mundo, pasó entonces por Barcelona para presentar su nueva fundación SHE, que promueve hábitos saludables en niños y jóvenes. Está acostumbrado a enfrentarse a grandes retos. Y cuando su hijo Paul Fuster (Minnesota, 1972) le planteó uno muy personal: hacer este encuentro a dos voces, no lo dudó. Durante esta larga charla para el DOMINICAL los dos insisten en lo mucho que se parecen. Conciben la vida como "un reto continuo".

El primogénito del director del Mount Sinai de Nueva York es un rara avis de la música, que construía bicicletas en Brooklyn antes de componer canciones como 'La Santa Collons' con su guitarra metálica hecha por él mismo con la chapa de una lavadora. Tras tres discos en inglés y varios proyectos experimentales, publicó su primer disco en catalán (titulado, por cierto, 'Repte'). Pero su cuna musical también es EEUU, que recorrió cuando se fue de casa con solo 17 años. Una de las historias que relatan y les sirve para reflexionar sobre la esencia de la vida, la salud, la creatividad y el devenir de la sociedad.

VALENTÍN FUSTER: Cuando Paul me habló de esta entrevista conjunta me pareció bien, porque parecemos muy diferentes pero anímicamente somos muy iguales.

PAUL FUSTER: Tenemos puntos de vista diferentes, pero una perspectiva conjunta. La suya se basa en su experiencia al tratar de cerca el ser humano y comprobar cómo cambia radicalmente sus valores cuando falta la salud. Tiene un extenso conocimiento médico, psicológico, sociológico. Y yo lo tengo desde mi propia forma de ser. Con un punto de vista más exagerado.

{"zeta-legacy-phrase":{"name":"Valent\u00edn Fuster","position":"director del mount sinai de nueva york","text":"Una cosa es c\u00f3mo uno viste y otra, muy distinta, c\u00f3mo es. En el momento en el que uno penetra en la enfermedad se da cuenta de la similitud de las personas. La gente se saca el disfraz. Hay que penetrar en ese aspecto interior de la persona... En su sufrimiento, en todas sus emociones"}}V. F.: Trato ejecutivos, políticos y gente de Harlem… Y constato la poca diferencia que hay entre ellos. Una cosa es cómo uno viste y otra, muy distinta, cómo es. En el momento en el que uno penetra en la enfermedad se da cuenta de la similitud de las personas. La gente se saca el disfraz. Hay que penetrar en ese aspecto interior de la persona… En su sufrimiento, en todas sus emociones...

P. F.: Mis experiencias me han aportado un entendimiento sobre lo humano de piel hacia dentro. He ido aprendiendo psicología por ser extremadamente sensible y tener una capacidad esponjosa hipergrande. Y por meterme donde no debía. Un día mi padre tuvo este sueño: él iba por una carretera y yo atravesaba un bosque. Me decía: "Paul, baja, ven a la carretera que podrás llegar mejor a donde quieres ir". Pero yo quería quedarme allí, atravesando el bosque. Necesitaba seguir mi camino. Siempre me ha interesado el porqué de todo.

V. F.: En realidad, los dos somos investigadores y jugamos con el riesgo. Y en la investigación el riesgo ¿qué es?: te metes por un camino en el que todo son hipótesis, sin embargo, no tienes la respuesta, solo preguntas, y entonces navegas. Él lo hace por un bosque y yo, por el campo de la investigación. Paul tiene una creatividad enorme. Y yo la tengo en el contexto de la ciencia. Mi camino es más fácil, el suyo más arriesgado, pero a los dos nos mueve la curiosidad.

¿Y no le daba miedo comprobar los caminos por los que se adentraba su hijo?

V. F.: Soy muy respetuoso con la libertad de la persona, pero esta es una confrontación bastante continua en nuestra relación. Por un lado, está el aceptar lo que quiere, explora o le gusta, que coincide con lo que creo que ha de ser el desarrollo humano. Pero no puedes dejar de sufrir cuando la metodología no es la tuya. He de admitir que no ha sido fácil.

P. F.: Te entiendo perfectamente. A los 17 años me fui de casa, con una furgoneta que compré por 300 dólares, y atravesé EEUU. Mi madre tenía un mapa e iba poniendo una aguja en cada lugar desde el que le llamaba.

V. F.: ¡Entonces no había móviles!

P. F.: Claro. Era en plan: "¿Dónde estás?". "Estoy en Nebraska, no sé el pueblo, pero estoy…".

Y nunca le preguntaron: ¿por qué no regresas?

V. F.: No. Le decíamos: "¿Estás bien, tienes suficiente dinero?". Esas eran las preguntas. Siempre las mismas.

P. F.: Me sentía un explorador, con tantas cosas por entender. Necesitaba quererme, tal cual me iba forjando. Y lo he logrado. He conseguido estar bien con el presente y no arrastrar el pasado. Si alguna vez tengo un problema, me implico hasta solucionarlo de forma casi obsesiva.

V. F.: Consistentemente obsesiva.

{"zeta-legacy-phrase":{"name":"Paul Fuster","position":"cantautor","text":"He crecido en una sociedad en la que se valora cu\u00e1nto mide tu casa, qu\u00e9 coches tienes... Nunca me he sentido bien. De ni\u00f1o ya me ve\u00eda diferente, y con los a\u00f1os he comprobado que por eso siempre he querido encontrar el porqu\u00e9 de todo. Si te sientes distinto, marginado, buscas tu identidad"}}P. F.: Pero eficaz. He crecido en una sociedad en la que se valora cuánto mide tu casa, qué coches tienes… Nunca me he sentido bien. De niño ya me veía diferente, y con los años he comprobado que por eso siempre he querido encontrar el porqué de todo. Si te sientes distinto, marginado, buscas tu identidad.

V. F.: Cuando Paul era niño me llamaba la atención su expresión cuando veía coches estropeados abandonados. ¡Cómo le gustaban! Siempre le ha atraído lo complicado. Donde hay una dificultad, allí está él, tomando el camino más complejo. El del sueño: el bosque en vez de la carretera. A mí me pasa algo parecido, pero en un campo totalmente diferente. Yo me dedico a subir en bicicleta las mismas montañas que los ciclistas profesionales. He subido todas las de Francia y la mayoría de Italia. Alguien puede pensar: "A su edad, es imposible. ¿Cómo va a subir el Tourmalet?". Pues hace poco lo he hecho por cuarta vez en un año.

P. F.: ¡Por cuarta vez!

V.F.: Y volveré a hacerlas todas. Claro que es difícil para mí subirlas, pero ayuda a mi autoestima. El caso es comprobar que has logrado algo. Nuestras visiones de dificultad no son tan distintas. Me formé como cardiólogo en Inglaterra y me surgió la posibilidad de ir a Estados Unidos, donde tenía que empezar de cero. Pero lo hice. Por entender la vida como un reto continuo. También tengo retos absolutamente absurdos: cuando salgo del avión, y aunque vaya cargado, tengo que llegar el primero al control de pasaportes.

P. F.: Por eso nunca factura.

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"Y, de alguna manera, t\u00fa tambi\u00e9n, Paul\"","text":"contribuir\u00a0en algo a la ciencia y a\u00a0la sociedad. Yo\u00a0he tenido la suerte de conseguirlo.\u00a0Y, de alguna manera, t\u00fa tambi\u00e9n, Paul\""}}V. F.: Todo tiene que ver con la personalidad, con lo que decía del reto continuo. Un claro paralelismo con la postura de Paul. Por otro lado, para mí ser útil es una necesidad. Y eso nada tiene que ver con subir el Tourmalet. No soy competitivo. Lo fundamental es contribuir en algo a la ciencia y la sociedad, y he tenido la suerte de conseguirlo. Y, de alguna manera, tú también, Paul.

P. F.: Yo tengo… una responsabilidad de cara a la sociedad, una necesidad de estar limpio de conciencia, de ser fiel a mi esencia. Y, ¿con qué puedo contribuir? Para empezar, mostrando mi yo más auténtico. Aspiro a ser la persona más auténtica posible, para provecho de una sociedad de la que me siento una parte minúscula.

V. F.: La contribución de la autenticidad.

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"negatividad\"","text":"negatividad\""}}P. F.: Sí. Saber qué es lo que te importa y qué es lo que haces para ser consecuente a nivel social. Creo que es básico ser positivo. Yo he crecido con este tic. Mi padre nos lo estampó en el cerebro cuando nacimos mi hermana y yo. Nos decía que el único modo de que las cosas evolucionen es actuando. Si te quedas quieto o te contentas no solo es una actitud pasiva que promueve pasividad, también te hace más débil. Lo importante es ser positivo y compartirlo. El positivismo es igual de contagioso que la negatividad.

V. F.: Para mí es muy difícil, supongo que para todo el mundo, asumir desgracias. Las tragedias han existido siempre. Y uno se plantea: ¿cuál es el umbral del ser humano? Hay quien lo tiene muy alto. Me gusta hablar de lo que llamo las cuatro T. T de Tiempo para reflexionar cada día, porque tenemos que ver las prioridades. T de Talento, a veces por descubrir. Cada cual tiene el suyo, y he de aceptar que el de Paul sea la música. Y la tercera es la de Transmitir; transmitir esta positividad que Paul decía. Sé que a veces resulta difícil en momentos de estrés, este mal que adolece nuestra sociedad. Y por eso es tan importante educar a esas personas que carecen de esta actitud. ¿Hasta qué punto somos capaces de aceptar situaciones límite?, ¿de actuar sin envidia?, ¿de no recurrir a la violencia? Y Paul todo esto lo ha asumido de forma natural.

Doctor, le falta una ‘T’. 

V. F.: Sí, pero antes quiero poner un ejemplo de esta tercera. Vinieron a mi consulta dos altos ejecutivos muy conocidos que acabaron llorando porque debían de abandonar las compañías que ellos habían sacado adelante. Y el choque fue tal que estos individuos, extraordinariamente pacíficos, reaccionaron de forma casi violenta. Se volvieron negativos con todo. Y es que cuando entra en acción la parte emocional se destapa tu otra personalidad. Hay que educar a la gente para que sepa guardar la compostura aunque crea que todo se desmorona. Y aquí es cuando aparece la cuarta T, la de Tutoring. Tengas la edad que tengas, aunque creas que lo sabes todo, necesitas que te ayuden. Nadie está preparado para el cambio que el mismo mundo padece a cada minuto.

P. F.: Mantener una actitud positiva exige un trabajo diario. Hay células que tienen un ciclo de siete años, el cuerpo cada siete años las reemplaza…

V. F.: Bueno, depende del tejido. Hay células que se reemplazan diariamente y células del corazón que se reemplazan tres veces en toda la vida. Casi tienes las mismas células cardiacas y neuronales desde el nacimiento hasta la muerte.

P. F.: Utilizo las células para apoyar la idea de que si practicas algo diariamente creas una inercia, y si practicas ser positivo en vez de quejarte de todo, acabas interiorizándolo. Las conductas también se reemplazan. No sé el ciclo de las putas células, pero lo que quiero decir es que la inercia ayuda. Cuando pedaleas en bici al

principio necesitas mucho esfuerzo, pero cada vez menos. E igual en todo. El cuerpo aprende. Lo interioriza. Y en tres semanas se forma un hábito.

V. F.: Necesitamos un método para funcionar. Me gustaría hablar de las dos etapas musicales de Paul. Tuvo una, la de la curiosidad, en la que este método era inoperante. Cada momento era diferente. Y esto le llevó a tener una actitud crítica. Es lo que sucede cuando no tienes unas coordenadas claras. Si no tienes un sistema, tu personalidad se vuelve caótica. Y la única forma de salir es rebelarte, gritar, darte cuenta de que este sistema no funciona. Muchas veces le decía: "¿Cómo sería la circulación sin semáforos? Caótica". Pero lo importante es que Paul ha sabido encontrarse a sí mismo. Ahora está en una etapa mucho más metódica. Menos exploratoria, pero le da una solidez que le permite ver el mundo con mucha positividad.

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"Paul: \"La individualidad no conduce a nada.\u00a0","text":"Paul: \"La individualidad no conduce a nada.\u00a0\u00a1Como si fuera horrible pedir ayuda!\""}}P. F.: Cuando eres más joven necesitas identificarte con algo. Entender qué coño pintas aquí. Y te das cuenta de que la individualidad no conduce a nada, que los humanos nos ayudamos los unos a los otros. ¡Como si fuera horrible pedir ayuda! ¿Acaso eres débil por plantearte preguntas? Todos estamos compuestos de partículas de milagros, de amor. Y sí, necesitamos normas de circulación. Porque si acabas haciendo de salmón, yendo a contracorriente, el sufrimiento es horrible. Y lo peor que puedes hacer es encerrarte, sentirte preso.

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"Valent\u00edn: \"La sociedad no acepta la vulnerabilidad","text":"Valent\u00edn: \"La sociedad no acepta la vulnerabilidad. Se autoconvece de que el riesgo de morir no es tal. Y\u00a0la soluci\u00f3n pasa por entender que nos necesitamos los unos a los otros, y promover la salud\""}}V. F.: Un ejemplo: hay una epidemia de enfermedad cardiovascular y uno de los grandes problemas es que la sociedad adulta no acepta la vulnerabilidad. Se autoconvence de que el riesgo de morir no es tal. Yo mismo hoy tengo un 25% de posibilidades de morir, y dentro de 10 años tendré un 75%. Pero la gente lo rechaza. Y la solución pasa por aceptarlo, entender que nos necesitamos los unos a los otros, y promover la salud. La enfermedad resulta muy cara, y la educación de hábitos saludables debe hacerse en la infancia. Desde mis asociaciones promovemos esto en programas que llegan a unos 25.000 niños del mundo. Y tenemos proyectos en los que los adultos se ayudan entre ellos a corregir factores de riesgo: no fumar, hacer ejercicio... Y cuando Paul habla de la autenticidad, también te dice que si no trabajamos los unos con los otros no sobreviviremos. Y todo esto me lleva al punto final: las cuatro A, cómo los adultos tienen que encontrar la felicidad.

¿Cuáles son esas cuatro ‘A’?

V. F.: La primera A es la de Aceptar lo que eres y que no todo el mundo puede tenerlo todo. Descubrir quién eres en realidad. Después está la A de Actitud. Si crees que hasta el techo se te cae encima, has de superarlo. La tercera A es la de Armonía: ser coherentes y consistentes. Ser la misma persona en el trabajo, que en casa, cuanto te enfrentas a un problema… Y llegamos a la A más importante: la de Altruismo. Los más felices son los que más dan: nada produce tanta satisfacción. Mucho más que recibir. Sin un mapa de ruta es difícil funcionar. Pronto empezaré a escribir un libro sobre estas cuatro T y A. Hablaré sobre cómo sobrevivir, qué hemos de cambiar.

P. F.: No siempre es fácil. Pero a veces se empieza por perdonarte a ti mismo, lo que te permite dar el siguiente paso: celebrar lo que eres sin el estigma del qué dirán. Muchos están pendientes del… mira aquel qué hace… cómo viste… Condicionamientos sociales de la gente que no se ha realizado, que acaba frustrada, con nudos difíciles de deshacer.

V. F.: La experiencia consiste en explorar. Es la forma de madurar. Aún sabiendo que todos nos equivocamos.

P. F.: La de hostias que nos damos.

V. F.: Sí, por eso es interesante ver tu evolución, Paul: sin cuatro T ni cuatro A. Para ti eran letras truncadas. Estamos en una sociedad en la que creamos muchos estigmas en la vida de nuestros hijos. Y se ha de promover esta positividad ya en los primeros años, guiarles para que se desarrollen a su manera, aunque no sea la más ortodoxa.

P. F.: Lo que más confunde a un niño es pedirle que haga o sea algo que tú no ejemplificas. Siempre ha de haber una coherencia entre lo que dices y haces. Sobre todo, cuando el pequeño tiene entre 3 y 7 años y asume cómo se comportará en el futuro. Una de las mayores enfermedades de esta sociedad es que no ejemplifica lo que se educa. Y la gente acaba apoyándose en los tópicos. Qué culpa tenemos de ser inseguros o de ser cabrones, o de ser imbéciles,

siendo como somos tan vulnerables. Pero podemos proponernos ser todo lo contrario. Y ser generoso provoca un movimiento de energía tan bonito: si recibes mil euros, es tan agradable compartirlos. Todos lo celebramos. No yo, todos.

V. F.: Yo fui educado en un colegio jesuita, donde no necesariamente lo pasé bien, porque soy bastante liberal, pero admito que su método fue fantástico y me ha ayudado a la hora de aplicarlo en la ciencia. También me sirvió para evolucionar en el sentido que dice Paul. Y en el colegio me hicieron ver que había diferencias sociales que necesitaban una concienciación. Siempre he tenido la sensación de que hemos de igualar a los humanos. Hemos de ayudar, de dar. Y con esta idea he puesto en marcha seis proyectos en varios países, algunos pobres y otros ricos. Lo importante es contribuir en la sociedad.

P. F.: Y dedicándote a lo que sea: ya seas músico, médico, cajero, taxista… El prestigio no te lo dará tanto lo que has de lograr como lo que has tenido que currar para ser lo que eres y dar esta parte de ti a los demás.

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"Valent\u00edn: \"Paul ha visto c\u00f3mo la sociedad\u00a0","text":"Valent\u00edn: \"Paul ha visto c\u00f3mo la sociedad\u00a0me daba cierto reconocimiento; eso ha supuesto un impacto negativo en \u00e9l, estoy convencido\""}}V. F.: Lo que está diciendo es muy importante. Tengo clarísimo lo que es el éxito, el sentirse lleno, que nada tiene nada que ver con la posición: eso dura tres días. Empecé desde abajo, y escalar nunca me ha interesado. Este es un punto muy importante, que en la relación padre-hijo ha sido impactante. Paul ha visto cómo la sociedad me daba cierto reconocimiento, lo que ha supuesto un impacto negativo en él. Estoy convencido. Pero con el tiempo se ha dado cuenta de que para mí todo esto es tan secundario...

P. F.: Si hubiera tenido padres que aspiraran a tener muchas propiedades, pero qué va: buscan ser buenas personas. Siempre han sido comprensivos, han tenido empatía y ayudado a los otros. Y esto se te queda. Pero mi padre tiene razón. Los primeros años, cuando con 25 años llegué a Catalunya, siempre era lo mismo: "Ah, tú eres el hijo del prestigioso cardiólogo, pues seguro que has tenido una vida fácil". Y claro, ¿qué haces? ¿acaso me he de justificar de algo? No fue fácil. Recuerdo que pensaba: "Qué imbécil de creer eso".

¿Alguna vez llegó a sentir rechazo hacia su padre?

P. F.: ¿Hacia él? No. Hay una gran diferencia de cómo se perciben las cosas y cómo son. Es mi prestigioso padre, no el puto prestigioso-gran-eminencia. Él es Valentín Fuster, y lo digo con orgullo.

V. F.: Por eso he aceptado esta entrevista. E insisto: somos muy parecidos. Él se ha tenido que ganar como yo todo lo que ha conseguido. En mi caso la misión es contribuir en la ciencia. Lo demás son distracciones, hobbies…

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"Paul: \"La crisis supone un momento\u00a0","text":"Paul: \"La crisis supone un momento\u00a0de iluminaci\u00f3n porque la gente mira m\u00e1s hace su interior.\u00a0Todo lo externo, el sistema, los pol\u00edticos... le han traicionado. As\u00ed que uno acaba viendo que el \u00fanico con no le estafar\u00e1 nunca es uno mismo\""}}P. F.: Cosas con las que llenar vacíos que no puedes tapar por ti mismo. Es muy humano rellenar un vacío interno con objetos; es muy perdonable aspirar a tener coches que te hagan aparentar lo que no eres. Pero ahora estamos en otra era en la que los valores, por cojones, están cambiando. Quiero creer que estamos ante una dignificación de la humanidad. Que esta crisis supone un momento de iluminación, porque la gente mira más hacia su interior. Y es que todo lo externo, el sistema, los políticos… le han traicionado. Así que uno acaba viendo que el único que no le estafará nunca es uno mismo. Y que juntándose con el otro, con el vecino, su fuerza es aún mayor.

V. F.: Yo he estado influido por el teólogo jesuita Teilhard de Chardin, un científico muy bueno que tuvo problemas con la iglesia. Él cree en el punto omega. Su teoría es que la sociedad pasa por grandes altibajos que le impulsan a mejorar. La gente se está concienciando de la importancia de la individualidad como contribución comunitaria. Económicamente pasamos por un momento difícil, pero el mundo tiende hacia un punto omega de perfeccionismo. En toda la historia ha habido violencia, pero al mismo tiempo la sociedad se ha ido puliendo a través de estos altibajos. Es algo que ya se está viendo, sobre todo en la gente joven. Evolucionamos hacia algo mejor. Paul te hablaba de la importancia de empezar por ayudarse uno mismo, y también del vecino. Yo mañana daré una charla ante miles de personas, pero al fin y al cabo es lo mismo.

P. F.: Y es precisamente no seguir la vía de la heroicidad, y sí la de la digna felicidad. Primero hay que estar bien contigo para estar disponible. Nos podemos ayudar todos a ser mejores, a sentir la vida con menos sufrimiento y más solidaridad.

V. F.: Creo que vamos hacia el punto omega.