UNA historia de SANT ANDREU... el parque de la Trinitat Vella

Una joya verde en mitad de un nudo de asfalto

Este gran jardín, de vocación paisajística, renace para ofrecer un sinfín de actividades

Arte en los jardines 8 Los caballos del parque de la Trinitat.

Arte en los jardines 8 Los caballos del parque de la Trinitat.

INMA SANTOS HERRERA
BARCELONA

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Nada por aquí, nada por allí. Abracadabra pata de cabra… Como la chistera de un mago, el intrincado nudo de la Trinitat esconde en su interior su mejor secreto, una joya verde por descubrir: el parque de la Trinitat Vella. Inaugurado en 1993, este espacio verde de más de siete hectáreas, pugna desde hace unos años por darse a conocer más allá de las carreteras que lo rodean.

El mismo año de su inauguración, el parque fue finalista del premio FAD de Arquitectura por su diseño. Moderno y atrevido, en su paisaje destacan «las extensas praderas de césped y las grandes plantaciones de árboles perfectamente alineados siguiendo el diseño semicircular concéntrico del parque», destaca Lourdes Carreras, responsable de espacios verdes de Nou Barris y Sant Andreu. Dos hileras de chopos recorren la colina que cierra el parque, coronado en su parte superior por olivos y caminos, adornados con aligustres, ciruelos y granados.

Un paisaje idílico en el que irrumpe con fuerza, sobre la loma central, la silueta de 15 caballos desbocados esculpidos por Josep Ros (1993), que parecen huir del ritmo frenético de la ciudad para refugiarse en la tranquilidad que irradia, a sus pies, en mitad del estanque, la Dona que es banya (1985), obra de Rafael Bartolozzi. Un remanso de paz que, sin embargo, adquirió un aspecto desangelado que no invitaba a entrar. «La gente del barrio ha vivido de espaldas al parque y había una necesidad de dinamizarlo para que se sintiera como un espacio propio», afirma Victoria Santafé, responsable del plan de barrios de la Trinitat Vella.

A ese fin han ido dirigidas todas las iniciativas. Desde el 2006, el parque ha adaptado sus espacios para ofrecer al visitante un sinfín de posibilidades. Primero, se construyó una pista de automodelismo, que actualmente gestiona una entidad especializada de Sant Andreu.

Luego, se amplió la zona de huertos urbanos, un espacio que cuenta ya con 61 parcelas adjudicadas por el Ayuntamiento por sorteo a personas mayores de 65 años. «Ya hace seis años que tengo la parcela. Está muy bien organizado. Tenemos casetas para guardar herramientas, nos traen el abono y podemos regar dos días a la semana, tres en verano», explica Juan Antonio Núñez, entre sus matas de judías y tomates.

La modernización de las pistas deportivas fue el siguiente paso, aunque la gran estrella del parque es la zona de picnic, donde se instalaron hace dos años 15 barbacoas públicas. A las 11 de la mañana, en fin de semana, esta zona está en plena efervescencia. «Es la primera vez que vengo --dice Luciano López, boliviano-- .Ya tengo mesa y barbacoa adjudicada. Aquí hay que madrugar para encontrar sitio». Otros han tenido menos suerte. «Habrá que esperar a que los demás acaben», afirma Jenny Méndez, entre un grupo de adolescentes colombianos y peruanos.

Ambiente latino. Cierto. La Federación de Entidades Latinoamericanas de Catalunya (Fedelatina) gestiona las pistas deportivas, las barbacoas y el bar, «pero las instalaciones son públicas y abiertas a todo el que desee utilizarlas», aclara Santafé.

El parque quiere llegar a todos. Incluso a los más pequeños, que los sábados por la mañana (de mayo a octubre) pueden participar de Un parc de jocs, una iniciativa que incluye talleres, animación y juegos.

Y así, como por arte de magia, este parque, saca de su chistera todos los recursos posibles para hacerse querer. Abracadabra... el parque desangelado por fin late otra vez.