CIUTAT VELLA

Historias del barrio marino

Chaparrón nostálgico 8 Forner, en la plaza del Mar, frente a la playa de Sant Sebastià, presente en su libro.

Chaparrón nostálgico 8 Forner, en la plaza del Mar, frente a la playa de Sant Sebastià, presente en su libro.

IMMA MUÑOZ
BARCELONA

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Este libro nace de un sueño. Bueno, de varios. Pero el primero lo tuvo Vicens Forner -forjador naval de profesión, fotógrafo de vocación y vecino de la Barceloneta de devoción- hace seis años. «Soñé que estaba en 1955, en la casa de mi niñez, con mis juegos y mis amigos, y vi a mi abuelo saludándome desde una barca de pesca. Me desperté llorando porque ya no podría recuperar ese mundo. Hasta que entendí que sí, que podía recuperarlo escribiendo sobre él. Hago fotos para conservar las imágenes. Ahora he escrito este libro para conservar la memoria», explica.

Sus Crónicas de L'Òstia. Barceloneta 1949-1992 le han permitido revivir los olores, los sabores, los sonidos de los años en los que el barrio marinero era un reducto de libertad en una Barcelona encorsetada, una suerte de favela a la que la fama de «ciudad sin ley» proporcionaba una «autonomía y una tranquilidad que para sí quisieran los monjes cartujos».

Capear la adversidad

La Barceloneta no escapaba a la pobreza, ni a la injusticia, ni a la opresión, pero las capeaba con inventiva, pragmatismo y solidaridad. Y con historias, las que iban de boca en boca por el barrio, las que dejan testimonio de su personalidad única, como prueba el libro. «Y solo están las que podía contar de primera mano. Si llego a incluir todas las que circulan, escribo seis tomos», bromea. Las que incluye, pues, las ha vivido, forman parte de su aprendizaje, de ese cosmos de quarts de casa, de pescadores, de estraperlistas y de gente de mal y muy bien vivir en el que él creció y que sus hijos ya no han conocido.

Porque ese mundo huyó en 1992, con la transformación del barrio. «Los hoteles, el Port Vell, la demolición de los tinglados, del rompeolas, el turismo... Tal vez sea bueno, pero a quienes vivimos la Barceloneta de mi libro nos llena de tristeza». La del olor a café y la vida en la calle. La que siempre daba la bienvenida al recién llegado. La que hace que quienes nacieron en ella, estén donde estén, se sigan sintiendo «de la Barceloneta».

El sueño de Forner, ese compendio de los sueños de todo un barrio, tardó seis años en materializarse en letras de molde. Él mismo editó su libro, a la venta en dos librerías míticas del lugar: la Garba y la Negra y Criminal. Sus 280 páginas, llenas de ironía y lirismo, incluyen además una selección de fotos de la época, espigadas entre el millón que dice tener, «un 70% de la Barceloneta», casi todas hechas por él. «Eso es lo que hago ahora que estoy retirado: pasarme el día en la calle fotografiándolo todo». Empapándose de barrio para contar la historia que no viene en los manuales: la de la gente de la calle. La de verdad. La que nos hace únicos.