NOU BARRIS

Cine de barrio

Historias cinematográficas 8 Roberto Lahuerta, autor del libro 'Los cines en Nou Barris'.

Historias cinematográficas 8 Roberto Lahuerta, autor del libro 'Los cines en Nou Barris'.

TERESA PÉREZ
BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El séptimo arte entró en Nou Barris con la películaAgárrame ese fantasma, interpretada por los actores Bud Abbott y Lou Costello. Fue en octubre de 1944 cuando se inauguró el cine Rosal, en el barrio de la Prosperitat. Era la primera de las 15 salas del distrito. Lo explica Roberto Lahuerta en el libroLos cines en Nou Barris, que acaba de publicarse.

En aquellos duros años del franquismo el cine actuaba de bálsamo reparador de miserias cotidianas, aunque el régimen impartía doctrina sin descanso porque el NO-DO era un noticiario de obligado cumplimiento antes de comenzar la proyección. En las salas había reservada una butaca para la policía«para que vigilara que no hubiera escándalos». «Aunque si no te metías en política no pasaba nada»,puntualiza Lahuerta.

Los cines olían a pipas y las charlas a gritos eran habituales en locales como el grandioso Venecia, con unas 1.500 butacas, donde los acomodadores trataban de imponer la ley del silencio antes de que los cortinajes de terciopelo destaparan la pantalla.

El cine Rosal, de la calle del Molí, abría solo el fin de semana con una única sesión: a las nueve de la noche.«Las colas eran memorables y los llenos apoteósicos. Eran películas americanas que llegaban muy gastadas», explica Lahuerta. Aunque de todas las películas que se proyectaron, las que arrasaron de verdad fueron la españolaLa ciudad no es para mí, de Paco Martínez Soria, y la francesaEmmanuelle.

Entonces, las buenas escenas se aplaudían y elmalorecibía silbidos. La entrada empezó costando 1,25 pesetas, menos de un euro, y los niños se colaban en los descansos. El Rosal tenía tres pequeñas ventanas de ventilación a través de las cuales llegaban las voces de los actores a la calle y la gente podía seguir la película sin pagar entrada. Nou Barris tuvo incluso un cine, el Alfabia, que no llegó a inaugurarse porque le faltaba un permiso. El recinto se reconvirtió en los años 60 en la discoteca Coconut.

El cine El Barco, en la calle de Eduard Tubau, en el barrio de Porta fue el segundo que abrió en el distrito. Por 4 pesetas del año 47 se podían ver dos películas y entre una y otra había un espectáculo de variedades con los grandes de la época como Antonio Molina, Antonio Machín y Manolo Escobar.«Se llenaba los fines de semana y te podías llevar la cena», explica Lahuerta. El Barco cambió hasta ocho veces de propietario.

El cine Turó, en la calle del Aneto, estaba en un patio interior y cuentan quienes lo conocieron que los vecinos de los primeros pisos nunca vieron la luz natural hasta que lo derribaron. De estos cines de barrio, solo ha sobrevido uno: Cinesa Heron City, al resto se los han llevado por delante la competencia del vídeo y la televisión.