EL PULSO POR LA LIGA

«Que tiemble el Camp Nou»

Luis Enrique implora el apoyo del culé para ganar al Valencia y no acusar el cansancio del triunfo europeo

Neymar, Jordi Alba y Piqué, ayer, en el entrenamiento en la ciudad deportiva.

Neymar, Jordi Alba y Piqué, ayer, en el entrenamiento en la ciudad deportiva.

MARCOS LÓPEZ
BARCELONA

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no es habitual. Nada habitual que Luis Enrique aproveche sus comparecencias ante la prensa para lanzar mensajes. No lo ha hecho casi nunca. Ni a sus jugadores, ni a sus rivales, a los que llena siempre de elogios, tras estudiarlos de forma obsesiva, ni tampoco al público. Sorprendió el tono empleado («que tiemble el Camp Nou», llegó a decir el técnico) y la insistencia. «No lo he pedido nunca, pero esta vez necesitamos que el público nos lleve en volandas. Le pido un plus de fe ciega y confianza», imploró Luis Enrique antes de asomarse al «partido clave contra el Valencia» de esta tarde.

Un sábado decisivo en la lucha por la Liga con el líder enfrentado a la segunda mejor defensa del campeonato (Diego Alves solo ha encajado 23 goles; Bravo, 19) y el Madrid, entretanto, jugando dos horas más tarde contra el Málaga. Sin Benzema y con Ancelotti tan irónico como hace una semana en el prólogo del duelo azulgrana en el Sánchez Pizjuán. «No, no veré el Barça-Valencia, iré otra vez al cine», precisó el técnico italiano. Dos puntos separan a los dos grandes. Y llega el sólido Valencia, cuarto clasificado, amenazando la jerarquía del Atlético, al Camp Nou con tan poco margen de recuperación para el equipo de Luis Enrique que cualquier detalle se presume decisivo. De ahí, la insistencia del técnico. «Yo estoy reventado de volver a las 5 de la mañana y no juego ni un minuto», reveló para explicar su gran temor. Que pase hoy factura el triunfo y desgaste europeo.

NI 72 HORAS DE DESCANSO / Tiene razones para estar preocupado Luis Enrique porque el Barça salía del césped de París a las 22.30 horas y hoy, cuando no han pasado ni tres días, tiene delante al Valencia. Llega embalado de Europa y otro tropiezo en la Liga permitiría al Madrid, si gana al Málaga, claro, superarle. «No hablo de horarios, nunca busco excusas, claro que condiciona tener menos horas de recuperación. Y eso afecta», subrayó Luis Enrique, preocupado de tal manera por ese aspecto («a nivel mental no tengo dudas de que estaremos enganchados», confesó) que repitió, una y otra vez, el mismo mensaje.

«Todos a las 4 en el estadio, todos de pie, todos botando... Necesitamos que el Camp Nou esté a reventar», dijo apelando a la fuerza anímica del público para arropar a un equipo que está en las puertas de todo hablándose del triplete. «Ni me gusta ni me molesta», dijo de forma lacónica el técnico cuando le preguntaron por la posibilidad de alcanzar la triple corona (Liga, Champions y Copa), un hito solo reservado para el Barça de Guardiola en el 2009.

Teme que el Valencia, que aparece descansado, tranquilo y con una larga semana de preparación, provoque un sobresalto al Barça. «Está en una muy buena racha, en una dinámica espectacular», comentó el entrenador azulgrana. «No existe el PSG, solo existe el Valencia. Es uno de los siete partidos clave que nos quedan», recalcó tras insistir hasta en cuatro ocasiones en su insólito ruego hacia la afición del Barça.

SIN PENSAR EN EL FUTURO / Nunca antes lo había hecho Luis Enrique. Ni siquiera cuando vino el Madrid hace casi un mes a disputar un clásico decisivo en la Liga o se jugaba la vida en Europa con el City. Ahora, en cambio, no hay margen de error. No tiene ganas ni de hablar de su futuro. Ayer, por ejemplo, al ser preguntado si tenía pensado cumplir el segundo año de contrato que le queda, escogió la vía más directa. «Solo tengo pensado jugar contra el Valencia», dijo el técnico, que no participa en ninguna de las reuniones de la comisión técnica sobre el proyecto deportivo del club para la próxima temporada. Él firmó hasta el 2016, pero quien lo trajo (Zubizarreta) ya no está en es  el  director deportivo -fue destituido en enero tras la crisis de Anoeta que provocó la convocatoria de elecciones- y tampoco se sabe quién será el presidente que pilotará el Barça a la espera de la cita con las urnas en junio o julio. Por todo ello, Luis Enrique solo tiene ojos para el Valencia.

LA CONFIANZA DE ANCELOTTI / Ancelotti, que también tiene contrato hasta el 2016, vive pendiente hoy de la Liga, por mucho que diga que vaya al cine. No le da tiempo. Y de Europa, donde el 0-0 de la ida con el Atlético convierte la vuelta del Bernabéu el miércoles en un partido de altísimo riesgo. «Me veo aquí con Casillas y con todos los jugadores que lo están haciendo bien», dijo ayer el entrenador italiano sobre la próxima temporada. Curiosa coincidencia entre Luis Enrique y Ancelotti. Un papel firmado no les garantiza continuar la próxima temporada, signo de la inestabilidad que sacude a Barça y Madrid, que libran hoy un pulso en la distancia. Pero si tiembla el Camp Nou, Luis Enrique sonreirá.