El estado de ánimo azulgrana

Si Messi no marca...

El Chelsea lo ahogó, como el Milan en San Siro, pero él se desquitó en el Camp Nou

MARCOS LÓPEZ / Barcelona

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A Roberto di Matteo, un apóstol del catenaccio moderno, le salió el partido de su vida. Aunque tuviera que necesitar la actuación del mejor actor de la noche, el goleador Didier Drogba, que se pasó, como recogió el diario inglés The Times, dos minutos y medio tendido sobre el césped de Stamford Bridge durante los primeros 45 minutos. Hasta siete veces se tumbó el delantero del Chelsea. Pasó casi más tiempo en horizontal que en vertical, mientras sus compañeros encarcelaron a Messi ahogándolo de tal manera que lo bloquearon.

No es una expresión. Es algo literal. Cinco de los siete disparos de Messi fueron bloqueados por la experta zaga del Chelsea, en realidad por todo el equipo, excepto Drogba, el único que estaba liberado de cualquier responsabilidad defensiva. «Ha sido uno de los mejores partidos de la historia del Chelsea», proclamó orgulloso Terry, el capitán. «En los primeros 15 minutos no hemos tocado el balón, pero hemos sido pacientes», añadió el central blue.

Tan solo un cabezazo

Di Matteo, que confió en la vieja guardia mourinhista (Terry, Drogba, Lampard), la misma que había despreciado los innovadores métodos de Villas Boas, se salió con la suya tras haberse estudiado, con extrema minuciosidad, los últimos partidos del Barça. Sobre todo el duelo del Levante (Koné era la réplica de Drogba, un islote perdido) y, además, la eliminatoria de cuartos de final del Barça con el Milan.

«Nos ha servido mucho la lección de San Siro», precisó Lampard en referencia al dibujo táctico que aprisionó a Messi: seis remates, solo dos a puerta. En Londres también se quedó sin marcar. Pero el problema radicó en que, refugiado en las pequeñas dimensiones de Stamford Bridge, lo ahogaron sin dejarle armar su pierna izquierda.

El único remate de Messi llegó, curiosamente, en un cabezazo que atrapó Cech sin problemas. Y cuando la estrella, que tiene una eficacia sobrenatural (63 goles en 53 partidos oficiales) no marca, el Bar-

ça lo paga caro. Sucedió en Milán, se repitió en Londres. «Era la única manera de jugar contra el Barça», dijo Di Matteo sobre ele cerrojazo.

Con Villa, el otro goleador realmente puro de Guardiola, lesionado desde diciembre, el equipo se siente huérfano sin la eficacia de Messi. Lo que tal vez desconozca Di Matteo es que el Milan lo desactivó en San Siro, pero cuando llegó al Camp Nou se le escurrió. En su casa, Messi es infalible.