EL MUNDIAL DE BALONCESTO

EEUU reina sin discusión

La selección de Krzyzewski no da opción a Serbia con una exhibición de fuerza y revalida su título mundial

Los jugadores de EEUU celebran el título.

Los jugadores de EEUU celebran el título. / periodico

LUIS MENDIOLA / Madrid

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Ni hubo partido, ni hubo final. Empeñada a poner la cosas en su sitio, de una vez por todas, la selección de EEUU dejó para la posterioridad una de las victorias más contundentes que se recuerdan en una final internacional. Serbia cayó por 129-92. Fue una exhibición de principio a fin, que honra a los estadounidenses, pero no resta ningún mérito al equipo de Djordjevic, que vuelve a levantar la cabeza con orgullo por su regreso a la cima.

Para lograr el quinto título mundial de su historia, el segundo consecutivo, algo que solo habían conseguidos dos equipos en toda la historia (Brasil y Yugoslavia) el equipo de Mike Krzyzewski hizo una demostración de fuerza que es casi inimaginable en otro deporte profesional. Los 37 puntos de margen (40 en algún momento del partido) no fueron la victoria más amplia en la final del campeonato, pero sí que mantuvieron el perfil depredador de un equipo que ha apartado rivales de su camino con una facilidad pasmosa.

Si hubo un tiempo en que pareció que se acortaban las diferencias entre dos mundos tan distintos como en de la FIBA y el de la NBA, y en esa apreciación tuvo mucho que ver la imagen que ofreció España en las finales olímpicas de Pekín en el 2008 y de Londres en el 2012, el partido de ayer demostró que es solo una ilusión. Desde la derrota en el Mundial del 2006 frente a Grecia, que disparó todas las alarma en EEUU, el equipo de 'coach K' suma 44 victorias en partidos oficiales y ha encadenado dos títulos olímpicos y dos títulos mundiales. Se acabó el debate. No hay más discusión.

IRVING, MVP

Con una exhibición de recursos en todos los sentidos, EEUU modeló el encuentro a su conveniencia, o en realidad a la conveniencia de Kyrie Irving, el base de 22 años de los Cleveland Cavaliers, que camina hacia el estrellato. Con 26 puntos y 6 de 6 en triples, Irving iluminó el partido con luz propia para llevarse el título de MVP, igual que hizo esta pasada temporada en el All Star de la NBA. Enganchados a su clase y a su magia, todo fue relativamente fácil para que los jugadores estadounidenses tuvieran su momento de gloria e inventaran asistencias, triples y mates a lo largo del encuentro. Solo Derrick Rose, el nuevo compañero de Pau Gasol en los Chicago Bulls, se quedó si anotar, una muestra de que su regreso al primer plano aún se hará esperar.

SOLO 15 MINUTOS

En 15 minutos, el Mundial se había quedado sin final. En 15 minutos, EEUU había despegado en el partido a una velocidad sideral. Apenas dio tiempo a que los espectadores que acudieron al Palacio de Deportes de Madrid se frotaran los ojos, incrédulos ante lo que estaba sucediendo en el primer intercambio de golpes (7-15, m. 5).

A la que quisieron digerir ese marcador, conscientes de que escapaba a toda lógica, la selección de Krzyzewski había devuelto el pulso a la realidad con una de esas cargas con la que ha ido tumbando desde que iniciaron su andadura en el torneo. En dos minutos, Serbia encajó un parcial de 15-0 (22-15) sin darse apenas de dónde venían los golpes.

Irving se puso en la piel de verdugo. Sumó 15 de los 35 primeros puntos del equipo, incluidos cuatro triples sin fallo y a partir de su contundencia, empezó a venirse abajo el entramado defensivo de Serbia, un equipo joven, que intentó aguantar el pulso a su rival, aplicar la misma velocidad de crucero, sin darse cuenta de que esa era su peor opción.

La treintena de puntos de margen antes del descanso (67-36) con 11 de 15 triples para los estadounidenses, hizo que a la final le sobrara toda la segunda mitad y que muchos aficionados se preguntaran qué habría podido pasar si España, como muchos llegaron a pronosticar, hubiera alcanzado su objetivo.

Eso, en fin, quedará en el terreno de la especulación porque la única señal de la selección española en la final fueron los gritos de la grada de «Orenga, dimisión».