La temporada azulgrana

El don de la ubicuidad

rakitic aspira a convertirse en un comodín para Luis Enrique gracias a su capacidad para jugar en varias posiciones confía más en el equipo que en las estrellas

Rakitic, detrás de Grimaldo, en el entrenamiento de ayer del Barça en su concentración en Saint George Park.

Rakitic, detrás de Grimaldo, en el entrenamiento de ayer del Barça en su concentración en Saint George Park.

JORDI
TIÓ

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En la polivalencia esconde una de sus grandes virtudes Ivan Rakitic, un futbolista multitarea que ofrece tantas variantes como su carta natal: llegó al mundo hace 26 años en Möhlin (Suiza), juega con la selección croata y parte de su familia tiene ascendencia bosnia. Ante semejante diversidad no es de extrañar que Rakitic aspire a ganarse el rol de comodín ante Luis Enrique, quien ve en la figura del exsevillista a uno de los abanderados para hilvanar ese «fútbol nada previsible» con el que espera impregnar al nuevo Barça, cuyo dibujo táctico puede variar del tradicional 4-3-3, especialmente en las grandes citas.

Y es que si algo ofrece Rakitic, por el que se han pagado casi 20 millones al Sevilla, es algo parecido al don de la ubicuidad, una capacidad innata de jugar en varias posiciones y, muy importante, hacerlo bien en cada una de ellas. Por eso en el Sevilla, la temporada pasada, Unai Emery le colocó inicialmente de pivote defensivo para, posteriormente, situarlo como centrocampista atacante, dada su velocidad con el balón controlado, su buen tino con el pase entre líneas y, también, una buena pegada desde lejos del área. Resultado: la pasada campaña dio tantas asistencias como goles marcó en la Liga: 12.

También la selección de Croacia echa mano de la polivalencia de Rakitic, que empezó el Mundial de Brasil más pendiente de ayudar a los defensas y lo acabó con la portería rival en el visor. «Estoy preparado para darlo  todo en cualquier posición del campo. Me da igual el puesto, disfruto jugando donde le vaya mejor al equipo, de pivote, lateral, delantero», explicó ayer Rakitic, tras la sesión matinal en Saint George Park.

La 'pesadilla' del rondo

El croata dijo «disfrutar» cada día de los entrenamientos, en los que ha descubierto otra forma de jugar. «Es verdad que todo es fútbol, aquí y en el Sevilla, pero en el Barça el balón va muy rápido, el nivel es muy alto y todo se hace con mayor intensidad», confesó tras pasarlas canutas en algún que otro rondo tratando de cazar la pelota, un ejercicio que muestra buena parte de la dimensión de la filosofía azulgrana y que puede sacar los colores a los novatos, por más consagrados que sean, como Rakitic o, también, Mathieu, al que se ha visto sufrir de lo lindo en medio del círculo maléfico.

Mientras Rakitic aguarda a que Luis Enrique le explique qué quiere de él -«no hemos hablado tan en detalle, ahora lo importante es ponerse a punto y coger fuerzas»-, el jugador asume que está en un equipo que «puede ganarlo todo». Por la calidad de los jugadores y por la dimensión de sus estrellas (Messi, Neymar, Suárez). «Sí, son los mejores del mundo, pero un equipo no son solo tres futbolistas. Lo importante es el bloque». Es decir, el colectivo por encima de las individualidades pero sin negar la evidencia: «Si ellos son mejores, el equipo será mejor».

A las estrellas, al equipo y a su hambre de títulos -«no me gusta perder en nada»- se aferra Rakitic para ilusionarse en sus primeros días como azulgrana, aunque su condición de recién llegado no ha evitado que se haya convertido en el «hermano mayor» de Alen Halilovic, la perla croata que no se separa de su compatriota. «Tiene una gran velocidad, un buen uno contra uno y un excelente desplazamiento del balón. Es verdad que parece pequeño, pero es difícil robarle el balón y tumbarle. Tiene calidad para triunfar en el Barça», vaticina Rakitic. Justo lo que él desea.