EL MERCADO BLANQUIAZUL

Burgui, el genio extremeño

El extremo zurdo, de 21 años, llega al Espanyol tras destacar en el Castilla a las órdenes de su admirado Zidane. "Me formé en la calle y jugué hasta los 17 años al fútbol sala", explica

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RAÚL PANIAGUA / BARCELONA

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En Burguillos del Cerro, un pueblito de Badajoz, ya no se verán solo con pasión los partidos del Madrid y el Barça. También los del Espanyol. Ahora todos son periquitos, los 3.200 habitantes de la humilde localidad extremeña donde nació Jorge Franco Alviz, de 21 años. Burgui es su nombre de guerra, en homenaje al pueblo que luce con orgullo, como Andrés Iniesta con Fuentealbilla.

El habilidoso extremo, tan alto como ligero (1,84 metros, 71 kilos), rechazó ofertas del Tottenham, el Liverpool y el Manchester City antes de recalar en la cantera blanca. Este verano le querían en Alemania y en otros clubs de España, pero eligió al Espanyol, que hoy disputará en Austria ante el Colonia (20.00 h, Esport 3) su segundo amistoso de la pretemporada.

Partidillos con amigos

La historia de Burgui es atípica. Solo lleva un lustro jugando a fútbol once. «Desde pequeñito estuve en Burguillos. Me formé en la calle, jugando partidillos con los amigos en las cocheras, y practicando fútbol sala hasta los 17 años», explica el extremo-mediapunta, que no esconde sus carencias pero tampoco se muestra preocupado.

 «No he tenido la suerte o el privilegio de formarme en una cantera y quizá me faltan conocimientos deportivos y tácticos, pero estoy muy orgulloso de dónde me he criado. La calle también te enseñas cosas y aprendes técnicamente. Yo soy descarado, me gusta driblar, disfrutar del fútbol. Y en la calle jugaba todo el día».

De la Peña, referente

Escuchando a Burgui, la memoria se traslada a los orígenes de ídolos pericos, como Raúl Tamudo, que empezó a jugar en las cocheras del barrio del Fondo, en Santa Coloma de Gramenet, marcando goles entre los ancianos de la calle. O de Sergio García, criado en el barrio de Bon Pastor.

Pero Burgui se emociona más al recordar a otro nombre. «Empecé a seguir al Espanyol por De la Peña. Me encantaba su clase y visión de juego. El Espanyol me gusta, no se corta con la gente joven.  Es verdad que se han ido jugadores importantes, pero los nuevos queremos hacer cosas bonitas. Saldremos adelante».

Con 17 años dejó el 'futbito', como llaman al fútbol sala en Extremadura, para jugar en el Cacereño y el Diocesano, en el que marcó 30 goles y atrajo las miradas del Madrid y varios grandes de la Premier. En el 2012 entró a formar parte de la 'fábrica' blanca. Allí mejoró su aprendizaje y el año pasado brilló a las órdenes de Zidane. «Tener a Zizou al lado cada día es único. Se ponía a jugar con nosotros y era una pasada. Podría seguir en activo. No tengo palabras para agradecer cómo se portó conmigo. Me gustaría que entrenara al Madrid en el futuro».

El ojo de Jorge Mendes

Hace nueve meses recibió una llamada que demostraba su progresión. Jorge Mendes, el agente que ha movido más de mil millones de euros en traspasos, le quería en su lista. «Tuvimos una reunión y me convenció. Es muy cercano. Me aconseja mucho». El Castilla se quedó a las puertas de disputar el ascenso a Segunda A.

Zidane deseaba la continuidad de Burgui, pero Òscar Perarnau, el director deportivo blanquiazul, apostó fuerte por él. Llegó la hora de dar el salto. «El año pasado ya me quiso el Espanyol. Mis padres siempre soñaron con esto. En un pueblo destacas, pero piensas que no vas a llegar nunca a ningún lado. Jugar en Primera parece el fin del mundo».

Camiseta para el abuelo

Pero Burgui lo ha conseguido. Y en el pueblo está su mayor fan. «La camiseta del debut será para mi abuelo Leandro. La enmarcaré y será para él. Me crié con él, lo adoro, es la persona que más quiero en esta vida».

Ese estreno oficial llegará el 23 de agosto en Cornellà ante el Getafe. Y Leandro cogerá un avión por primera vez en su vida para seguir a su nieto. También le encantaría verlo en la tercera jornada contra el Madrid, pero no será posible por la 'cláusula del miedo'.