EL CONTENCIOSO JUDICIAL

«El Barça estaba en quiebra»

Rosell y Faus entran en la Ciutat de la Justícia, a las nueve de la mañana de ayer.

Rosell y Faus entran en la Ciutat de la Justícia, a las nueve de la mañana de ayer.

JOAN DOMÈNECH
BARCELONA

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Una necesidad económica. Una obligación moral. Una decisión profesional, fría y meditada, carente de personalismos. Sin enemistad, animosidad ni animadversión. Sandro Rosell reformuló las cuentas de Joan Laporta en el 2010 y luego impulsó la acción de responsabilidad social, aunque en el último momento votara en blanco, porque el Barça estaba «en quiebra técnica». Al borde de la bancarrota. Tan mal o peor que el que se encontraron en el 2003, entonces juntos, como envenenada herencia de Joan Gaspart.

«Todas nuestras decisiones fueron para defender al club, no íbamos contra nadie», aseguró Rosell a preguntas del abogado Alonso Cuevillas, el penúltimo del interrogatorio, que avisó al expresidente de que no sería «tan amable» como sus compañeros letrados en las preguntas. El representante de Xavier Bagués es uno de los que sostiene que la junta de Rosell obró con mala fe ante su predecesora. El expresidente negó también un especial interés en cargar las pérdidas a la etapa anterior y aumentar los beneficios propios (lo que sugerirían, por ejemplo, que se cargara la venta de Henry sin ingresos, y se negara la de Touré, que reportó 30 millones) para, además, reducir el coste de los avales.

CULPAS A SORIANO / «Solo queríamos explicar la realidad al socio», argumentó Rosell que dio un «valor económico negativo» al club que se encontró tras recibirlo de Laporta. Tan mal estaba como el de Gaspart. A aquel le achacaron pérdidas de 63 millones y al de Laporta le atribuyeron 79,6 millones. La suma de las dos cifras, con la resta de los ejercicios positivos, que los hubo (entre el 2004 y el 2009), da como resultado los 47,6 millones que se reclaman a Laporta y su junta.

Rosell, vicepresidente deportivo en el 2003, justificó la depreciación de la plantilla a cero porque «lo pidió el vicepresidente económico», que por entonces era Ferran Soriano. Ayer se vanaglorió de ello. «Y lo clavamos. Todos se vendieron por cero, excepto Riquelme que nos dieron dos o tres millones».

LA MEMORIA NO DICE LA VERDAD / Como experto en la negociación de futbolistas, Rosell aclaró al juez que el valor de los canteranos es cero y quiso explicar al juez por qué se consideró que Henry había sido traspasado en mayo, como sostiene su junta, y no el 15 de julio, como defiende la anterior. Y sale en la memoria oficial como fecha de la formalización de la venta. «¿Es cierto o no?, le inquieron. «Parece que no», respondió Rosell, ajeno a una de las contradicciones en las que incurrió.

Tampoco se escapó a ellas Javier Faus, el vicepresidente económico. Fue el segundo testigo de la segunda jornada del juicio y declaró también por espacio de dos horas. Los abogados pidieron al juez Martínez Borrego que estuviera incomunicado en una sala para no tener conocimiento del testimonio de Rosell y que pudiera prepararse las respuestas como había dicho Josep Maria Bartomeu el día anterior. Le retiraron incluso el teléfono móvil para que no recibiera información.

DESMENTIDO DE SALA MARTÍN / Las comparecencias de los tres demandantes contrasta con la ausencia de los demandados. Xavier Sala Martín y Alfons Godall no acudieron el lunes, no lo hizo ayer Fernando García Ferrer, de KPMG, que hizo la auditoría del 2010 y no lo hará hoy Marc Ingla, exvicepresidente hasta el 2008. Sí acudirá Joan Oliver, exdirector general con Laporta.

Rosell tuvo que responder a los 15 abogados sobre las siete salvedades de la auditoría que reformuló las cuentas. También lo hizo Faus, que anduvo mucho más preciso en términos económicos y jurídicos. «Laporta dejó una deuda apoteósica de 440 millones», aseguró, antes de desvelar la necesidad que tuvieron de renegociar el crédito sindicado de Laporta.

«El plan de negocio tenía las tres eses: subir las cuotas de los socios, reducir las secciones y poner publicidad en la camiseta» [dijo «samarreta», por la ese]. Sala Martín lo desmintió tajantemente ayer y reto a Faus a demostrarlo. Por entonces el Barça lucía el nombre del Unicef en la parte frontal, luego trasladada a la espalda. La junta de Rosell, que presuntamente mejoró las condiciones de ese crédito, aplicó dos de esas medidas: imprimió la publicidad con Qatar Foundation y luego redujo las secciones. Las cuotas no han sufrido ningún incremento, aunque el partido de la Supercopa de España pasó a ser de pago.