EL RENDIMIENTO DE UNA PIEZA CLAVE

El arte de la verdadera defensa

MARCOS LÓPEZ
BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

¿Se conoce a un defensa, central, para ser más concretos, que no era defensa, acabar un partido sin cometer ni una falta? Hay pocos. Algunos, sí. Pero no muchos. ¿Se conoce a un central que no tenía ni idea de esa demarcación encadenar tres partidos consecutivos sin cometer ninguna infracción? Alguno debía existir. Pero ha llegado Javier Mascherano para demostrar el arte de la verdadera defensa.

A Guardiola, que lo retrasó cinco metros (lo alejó del balón y le acercó a Valdés), se le han agotado las palabras cada vez que tiene que hablar de Mascherano. Cada partido que pasa, es una lección para el técnico, que nunca pudo imaginar lo que se escondía en esa decisión que tomó obligado por las circunstancias. ¿Donde está aquel jugador que en su debut en la Liga española con el Barça vio una tarjeta amarilla a los 19 minutos de partido ante el Hércules? ¿Qué queda de ese impetuoso medio centro que salió de Argentina, pasó por Brasil, se marchó a Inglaterra, antes de llegar al Camp Nou? Nada. Absolutamente nada.

«Mascherano es clave. Ha asumido el rol de Abidal, juega con mucha concentración», declaró Guardiola el pasado sábado tras el sufrido triunfo sobre el Levante. Allí donde estaban las piernas y el alma extremadamente competitiva de Abi llegan ahora los músculos veloces y el cuerpo experto guiado todo por un cerebro astuto. La diferencia no es solo que llega antes al balón, sino que interpreta el juego del Barça, y del central del Barça, como si llevara toda la vida en La Masia.

«Tengo que superarme»

En una semana, tres partidos jugó el Barça (Zaragoza, Getafe y Levante), encajó dos goles (uno de penalti) y Mascherano, en cambio, no ha cometido ni una sola falta. «Sé que tengo que seguir superándome», dijo ayer el argentino. En dos de esos tres encuentros (La Romareda y Ciutat de València), Guardiola usó el 3-4-3 porque tiene a Mascherano. Si no, sería imposible.