Entrevista

Bárbara Jota, estudiante: "Sentía que no encajaba, pero el sacrificio ha valido la pena"

La joven de 20 años llegó a Vigo hace cinco años para reencontrarse con su madre y, tras mucho esfuerzo, logró aprobar la selectividad

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Bárbara Jota, en el dormitorio de su casa en Vigo, enseña un álbum de fotos de cuando era pequeña

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Judit Figueras

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Hace cinco años, Bárbara tuvo que decir adiós a su abuela, a su padre y a sus amigos de infancia. Se despidió de Venezuela, su casa hasta ese momento, y recorrió más de 7.400 kilómetros en avión para reencontrarse en Galicia con su madre, quien tuvo que hacer el mismo camino años atrás en busca de nuevas oportunidades. Después de cinco años y gracias al apoyo educativo y psicológico que recibió por parte de la Asociación Arela, entidad que coordina el programa CaixaProinfància de la Fundació La Caixa en Vigo, Bárbara logró aprobar la selectividad y hacer que Galicia se convirtiera en su nuevo hogar. Un programa que tiene como misión revertir la herencia de la pobreza y la exclusión social que reciben muchos menores a través de la educación y que el año pasado atendió a 65.000 niños, niñas y adolescentes.

-¿Qué fue lo más difícil al llegar a Galicia?

-A nivel cultural no tuve problema porque la gente aquí es muy abierta. Sin embargo, lo que más me costó fue adaptarme a un nuevo idioma. Nunca había escuchado e gallego y eso dificultó mi nivel educativo en la escuela. Cuando llegué de Venezuela tuve que repetir 4º de la ESO. Después de un año, llegó la pandemia. Para mí el encierro fue muy duro, porque llegó en un momento en el que empezaba a adaptarme y a hacer amigos.

-¿Cómo le ayudaron desde la Asociación Arela?

-A nivel educativo, me ayudaron, sobre todo, en gallego, inglés y castellano, porque en Venezuela lo veíamos como de una manera diferente. Tenía clases de refuerzo todos los días, menos los lunes, y conmigo se quedaban más tiempo que con el resto. Me ayudaban a planificar las clases, los horarios, me daban contenidos más básicos para poderme adaptar al nivel de mi curso.

Quién me iba a decir en su momento que iba a sacarme la ESO, el bachillerato, e, incluso, aprobar la selectividad

-¿Y a nivel personal?

-Durante los veranos participaba en los campamentos que organizaba la asociación. En ellos, se llevaban a cabo actividades para conocer mejor la ciudad, pero, sobre todo, pude hacer nuevos amigos. Los demás niños que participaban en los campamentos pasaban por la misma situación que yo. Con ellos podía hablar y nos comprendíamos. Pero, a mí, sobre todo, me ayudó Maite, de la asociación Arela. Ella siempre fue muy atenta y cercana. Yo sentía que no encajaba, que el colegio no me estaba yendo bien, pero ella siempre me decía: “Bárbara, tranquila, es solo este momento, pero vas a poder”. Ella fue quien me impulsó a hacer el bachillerato y también me ayudó en la elección de lo que estoy estudiando ahora, laboratorio químico.

-¿Uno de sus mayores logros fue aprobar la selectividad, ¿cómo lo vivió?

Fue muy complicado, sobre todo, por el idioma. Pero con la asociación nos poníamos todos los días y revisábamos antiguos exámenes. Cuando me sentía un poco abrumada hablaban conmigo y me tranquilizaban. Lo que más fuerzas me dio para seguir fue el aliento de la asociación. Y, al final, lo saqué todo a la primera.

-¿Dónde encontraba refugio en los momentos más duros?

-Escribir me ayudaba a plasmar lo que sentía. Al llegar, escribía cartas en las que decía que tenía muchas ganas de llorar y que me sentía muy mal. Cuando las leo ahora recuerdo todo lo que pasé y lo duro que fue, pero también veo todo lo que he alcanzado. ¿Quién me iba a decir en su momento que iba a poder sacarme la ESO, el bachillerato e, incluso, aprobar la selectividad? Leer las cartas me ayuda a darme cuenta de que el sacrificio que he hecho ha valido la pena.

Un futuro de oportunidades

EL PERIÓDICO y Fundación La Caixa dan voz a los perfiles sociales, culturales y científicos que con su esfuerzo están creando una sociedad con más oportunidades para todos.