Abrazos que curan

Nunca se me olvidarán las palabras del maravilloso doctor Josep Sánchez de Toledo, responsable de la Unidad de Oncología. Hematología y Tumores Cerebrales del Hospital Universitari Infantil del Vall d'Hebron. Nunca. "No hay nada mejor que añadir al tratamiento de estas enfermedades tan tremendas un punto de optimismo, un gesto de alegría y, sobre todo, un empujón para ofrecer ganas de luchar, de vivir. Todo suma".

Cuando la medicina necesita ayuda para sanar a los niños, y no tan niños, todo cuenta, todo vale, todo sirve, todo empuja, todo cura. "Cuando, a veces, oigo --y no suelo reparar, no, en esas tertulias-- cómo hablan algunos de Leo Messi, pienso qué injusta es la gente o, simplemente, qué fácil es hablar de alguien al que no conoces", relata el doctor que fue elegido Català de l'Any en el 2012. "Yo he tenido a Messi ayudándome a sanar a un niño que se negaba a todo, incluso a comer y medicarse. Y lo he tenido encerrado un día en una habitación, sin que lo supiera nadie, para animar al chiquito. Y volver al día siguiente. Y al otro. Ignoro si iba o no a entrenarse, pero aquí sí venía, sí".

Luchar como su ídolo

"Toda ayuda es poca cuando alguien enferma de algo mortal", explica Leticia Andrades, de Make-A-Wish, una organización cuyo lema lo dice todo: 'Hacer realidad las ilusiones'. Leticia está en Motorland (Alcañiz) porque ha traído desde Inglaterra a Benjamin, un niño de 12 años que padece leucemia y cuyo ídolo es Marc Márquez, el 93. Mamá Sara también lo admira, tanto que lleva pintado el 9 en la uña del pulgar izquierdo y el 3 en la uña del pulgar derecho. "Admiro a Marc porque él me enseña a pelear, a caerme y levantarme. Marc pelea por ganar, pero no le importa sufrir para conseguir su meta", cuenta Benjamin, que aprieta entre sus manitas un bloc con 10 preguntas al bicampeón de MotoGP.

Papá Tony se mantiene en una esquina y deja el protagonismo a Benjamin, que, tras el susto inicial al abrazar a su ídolo, se suelta en la entrevista. El pequeño Benjamin, que vive en Hull pero es tratado en el Leeds General Infirmary, quiere saber qué sintió Marc el primer día que se subió a una moto de carreras. "Tras el susto inicial --le cuenta Márquez--, muchas ganas de correr. Y me caí, sí, pero eso nos pasa a todos". Y también qué pensó cuando se enfrentó a Valentino Rossi. "Pensé que había logrado uno de mis sueños: correr contra el mejor", replica Marc, que añade: "Y le gané, como le vas a ganar tú a la leucemia".

Tony mira, ni hace fotos, eso vendrá después. Márquez se olvida de la conferencia de prensa, retrasa las entrevistas personales, pide paciencia a los ingenieros japoneses que le persiguen en el 'hospitality' de Honda y redondea su ayuda al tratamiento moral y anímico de Benjamin con una sesión de autógrafos y fotos interminable. "Nosotros estamos en todo el mundo porque todo el mundo necesita ayuda", cuenta Leticia, que conoce, cómo no, al doctor Sánchez de Toledo. "Los niños han de saber que han de luchar, no solo por curarse, sino por conseguir su sueño. El de Benjamin era conocer a Márquez y Marc no tardó ni medio minuto en decirnos que viniésemos antes de la gira de Japón, Australia y Malasia", concluye la representante de Make-A-Wish.

"Niños, no hay palabra más maravillosa que esa", dice Sánchez de Toledo. "Cuando un niño enferma, enferman él y su familia, y tenemos que ayudarles a todos". Márquez convirtió este jueves, en la vida de Benjamin, esa gotita de optimismo en un mar de esperanza. La leucemia es mala, horrible, despiadada, pero hacia Leeds vuela ahora alguien convencido de vencerla. Se lo dijo su campeón, que se desvivió como hacia Messi con su protegido.