UN CASO SINGULAR EN EL FÚTBOL CATALÁN

Las chicas de la Grama

Saida (izquierda)  y Marta reciben el aplauso de la plantilla de la Grama, en el vestuario.

Saida (izquierda) y Marta reciben el aplauso de la plantilla de la Grama, en el vestuario.

RAÚL PANIAGUA / Santa Coloma de Gramenet

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Cada día, de lunes a sábado, es la primera en llegar al estadio. Una hora antes de cada entrenamiento, se encarga de que todo esté a punto para los jugadores. Los balones, el agua, las camisetas, los pantalones… No les puede faltar de nada. Saida Cupillar, de 19 años, es la utilera de la Grama. Pero no es la única mujer con la que conviven los futbolistas en el vestuario. También está la doctora Marta Torné, de 40 años. Una utilera y una médica, un caso único en el fútbol español. Son las chicas de la Grama.

Saida disfruta en el equipo de su ciudad. Su afición por la Grama no es nueva. Es socia desde hace tres años y la pasada temporada ya fue a varios desplazamientos.«En verano me dijeron que buscaban un utilero, querían gente de confianza y no lo dudé. Así podía ayudar a la entidad, que no pasa por su mejor momento. Yo quiero al club de verdad»,cuenta Saida, que tuvo que acostumbrarse a su nueva función por la vía rápida. «Al principio cuesta un poco. Llegas aquí, eres la única chica rodeada de hombres. En el fútbol base también son todo chicos. Pero vas cogiendo confianza y estoy muy contenta».Saida es una excepción en su puesto. Dominga, la veterana utilera del Conquense que se hizo famosa en un reportaje de Canal +, se jubiló esta temporada. El Toledo, de Tercera, cuenta con Gloria, una utilera paraguaya.

Dos más en el vestuario

Los jugadores han ayudado mucho a Saida. Cada uno tiene sus manías y las va conociendo.«La relación es perfecta. Si no fuera por ellos, sería más difícil. El míster [Ramon Moya] nos dijo el primer día que éramos superimportantes para él y nos trata muy bien»,explica la utilera, que resume sus funciones:«Me encargo de todo el material de jugadores y técnicos. De la ropa, balones, agua... El trabajo tiene que ser constante».

Aficionada al Barça de fútbol y de balonmano, Saida ha acabado los estudios de bachillerato. Ahora desea hacer un ciclo superior de radioterapia, aunque está implicada en su nueva tarea.«Me encanta el deporte y no me pierdo ni un partido. Con la Grama sufro mucho. Es mi equipo y lo vivo con pasión, tanto en casa como en los desplazamientos».La utilera colomense fue nadadora federada y jugó en un equipo femenino de fútbol sala, pero se rompió la rodilla con 12 años y tuvo que dejarlo.

Marta pasa menos tiempo con el equipo. Visita a los jugadores todos los sábados y acude a los partidos de casa.«En agosto me comentaron que necesitaban un médico para el primer equipo y aquí estoy. No tengo ninguna queja, me lo paso muy bien con ellos. Ahora también sufro en los partidos», explica la doctora badalonesa, que trabaja en la clínica Teknon. Antes, también colaboró como médica en equipos masculinos de fútbol sala de Llicà d'Amunt y Montcada.«Conozco a un par de chicas que hacen lo mismo que yo, pero por norma general los médicos en el fútbol suelen ser hombres».

Los jugadores confirman que se sienten muy a gusto con las chicas.«Hay muy buen rollo, bromas y cachondeo. Pero no les hacemos putadas. Somos buena gente»,bromea Óscar Céspedes, uno de los veteranos.«¡Morenazas, guapas!»,gritan los futbolistas, mientras se hacen la foto que ilustra el reportaje.«Saida y Marta entran y salen del vestuario como dos más del equipo. Están totalmente integradas».

El apoyo del míster

Céspedes reconoce lo extraño del caso. «Cuando jugaba en el Algeciras, hace 10 años, tuve una psicóloga, pero jamás vi una utilera. No debe haber más».El mediocentro, que jugó en la cantera de Barça y Espanyol, ha pasado por 15 clubs.

Moya también destaca el trabajo de las chicas.«Se han integrado muy bien. Son dos personas más de la plantilla en un grupo unido», dice el técnico, que destaca la humildad del club, que tiene el presupuesto más bajo del grupo 3 de Segunda B:«250.000 euros para plantilla y cuerpo técnico». Tras jugar siete veces la liguilla de ascenso a Segunda A, tocan tiempos duros. El pasado año, incluso, se coló el estafador Tony Thompson, que ya está en libertad tras pasar unos meses en la Modelo.«En verano, la Grama estaba más en Tercera que en Segunda B. El año pasado no se cobraba y se han recortado muchas cosas, pero ilusión y ganas no nos faltan», concluye el míster.