NUEVO TRABAJO SOBRE UN MOVIMIENTO MUSICAL CLAVE DEL SIGLO XX

La 'cançó' de Colita

NÚRIA MARTORELL / Barcelona

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Colita, indiscutible tótem de la fotografía, está contenta. Acaba de inaugurar una exposición en Valid Foto con material inédito de los años 60 y 70 (con retratos de Pasqual Maragall,

Teresa Gimpera y Pavlovsky, entre otros muchos). Y ha recogido en un libro su espontánea mirada a los protagonistas de la Cançó. La edición es impecable. «Y minimalista», subraya Isabel Steva (su verdadero nombre). En cada página, solo una foto y un escueto pie (con la fecha y el lugar). Pero las imágenes hablan por sí mismas. ¿Qué es lo que le diferencia del resto de fotógrafos? «El humor y la ternura», responde, satisfecha.

Se trata de 150 instantáneas liberadas aquí de su finalidad (una carátula de disco, ilustrar una entrevista…). Imágenes que destilan todas esas conquistas sociales y políticas; esa libertad de expresión y sexual que sacudió el periodo que abarcan (de 1960 a 1982). Y que ha aglutinado bajo el títuloLa meva Cançó (Editorial Saga), para que quede claro que es su «visión» de un movimiento que trató «como si fuera la mismísimachanson». «Una de las gracias que he tenido es que he sacado a la gente muy guapa, dándoles un toque de glamur. Y sexis. No en vano soy la mamá de lagauche divine», recuerda.

SIN MANIPULACIONES / Y«meva»también porque ahora sí: están las fotos tal cual las concibió. Sin las «terribles» mutaciones de los castradores del arte. «Tú haces una foto para una discográfica, consigues que la luz esté divina, el entorno... Hacesclicky entregas algo estupendo. Impecable. Pero resulta que te recortan la silueta y le ponen detrás la Sagrada Família. El último mono es el fotógrafo», se lamenta.

Colita recuerda «casos flagrantes». «He retirado dos libros del mercado por su mala reproducción -relata-. El grafista había cortado las fotos de tal forma que eran irreconocibles. Y después de darme cabezazos, acabé llamando al abogado y lo retiraron. Un ejemplo fue la segunda edición deLuces y sombras del flamenco». «Ahora quieren hacerlo Patrimonio de la Humanidad y resulta que yo lo tengo todo del flamenco. Y cuando me muera, me lo llevaré conmigo. No quedará ni una foto para vender. Ya veremos qué hago con el archivo. O lo vendo antes o va a una pira funeraria».

En realidad, Colita (Barcelona, 1940) lleva años ocupándose del destino de todas sus obras. «Estas mismas fotos de la Cançó son de una selección que tenía digitalizada y están en el Arxiu de la Ciutat de Barcelona. Y las que tengo del teatro están en el Institut del Teatre; las de política, en la Fundació Rafael Campalans; mis retratos, en el Arxiu Nacional de Catalunya; las de Rafael Alberti, en el archivo del escritor; las de Brossa, en la Fundació Brossa… Pero todo en digital. Solo en los archivos catalanes hay negativos y contactos».

Colita tiene claro que «España es un país de grandes fotógrafos ignorados», cuyos trabajos «están en cajas de zapatos, llenas de mierda y en un altillo». «No tenemos un centro de información que indique dónde están los archivos de nuestros fotógrafos: si están en una institución, en una universidad (aunque estas poco hacen)...», denuncia. La pregunta es obligada: ¿Qué opina del polémicocaso Centelles? «Agustí era uno de los grandes de la fotografía. El gran Robert Capa de la guerra civil. Era catalán y comunista, y se le negó el pan y la sal cuando gobernaba Jordi Pujol. Murió pronto y no hubo especial atención en recuperarle y darle elboomque se merecía».

LIBRO SOBRE FOTÓGRAFAS PIONERAS // Ella, en cambio, tiene «la Creu de Sant Jordi, la Medalla al Mérito Artístico...». «Mientras que a Centelles no le dieron ni uno. ¡Y pensar que yo soy una especie de cucaracha al lado de este señor! Es lógico que sus hijos se ofendieran. Aquí se pusieron tacaños, y si llegaron a un acuerdo con el Ministerio de Cultura, pues mira».

Colita está escribiendo ahora un libro «sobre las fotógrafas pioneras del siglo XIX». «Tengo más de 600 títulos, pero es muy difícil encontrar a españolas. Cuando tenga la colección completa, si aquí no me la compra nadie se la venderé a una universidad de Estados Unidos», avisa.