Entrevista con la soprano

Isabel Rey: «Montserrat Caballé es el espejo en el que me miro»

La cantante Isabel Rey, en un ensayo de 'Don Pasquale'.

La cantante Isabel Rey, en un ensayo de 'Don Pasquale'.

CÉSAR LÓPEZ ROSELL
PERALADA

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Isabel Rey se muestra feliz. La aclamada soprano valenciana, una asidua de Salzburgo y los grandes teatros internacionales, inaugura hoy el Festival de Peralada. Dará vida a Norina, la atractiva viuda alrededor de la que gira el enredo de la ópera bufaDon Pasqualede Donizetti. Roberto Rizzi-Brignoli dirige esta producción, ambientada en un barco de cruceros.

–Hoy cantará uno de sus papeles favoritos.

–Es fantástico volver a Norina, un rol divertido con muchos registros y que te permite ser buena y mala a la vez.

–¿Se siente cómoda con esta producción?

–Es lúdica e innovadora. Lo del barco está muy conseguido. Juega con la idea del viaje que es la vida.

–No se quejará del reparto...

–Estoy encantada con los compañeros que tengo, entre ellos un gran Carlo Colombara, que debuta como Don Pasquale, y Celso Albelo, que compone un Ernesto con una musicalidad extraordinaria.

–¿La llevará Peralada a un papel soñado en el Liceu?

–En el Gran Teatre interpreté una versión semiescenificada deLe portrait de Manon, pero espero actuar en una ópera completa.

–Es habitual en el Real pero sigue sin actuar en el Palau de les Arts. ¿No es profeta en su tierra?

–Pues no y tengo que convivir con ello. He cantado en el otro Palau, pero no en el de ópera. Temo que se me pase el arroz y no pueda interpretar la Susana deLas bodas de Fígaro, uno de mis roles preferidos.

–En el 2011 se enfrentará en Zúrich a La traviata. ¿No le da vértigo?

–Siempre he querido cantarla, pero es un personaje difícil y muy intenso y hay que dominar muy bien los recursos. El momento ha llegado. Y en el horizonte tengo otra ópera de Verdi,Il masnadieri, y confío en poder recuperar elSimon Boccanegraque tenía que cantar con Plácido Domingo y se canceló por su enfermedad.

–Entre sus parejas artísticas figuran nombres muy importantes. ¿Hay alguno que le haya marcado?

–Con todos me he sentido cómoda, pero tengo que destacar a Joan Pons, un cantante de enorme calidad humana. Otro que me ha impresionado por su entrega y talento es Jonas Kauffman, para mí la voz del siglo XXI, salvando a Domingo.

SEnD¿Jamás ha tenido pánico escénico?

–Empecé con una ópera muy difícil,La sonnambula,de Bellini, pero era tan joven y tenía tantas ganas que no sentí este miedo. Cuando ahora lo pienso, alucino. Trabajo mucho la técnica y al subir al escenario sé que puedo desempeñar bien mi rol.

–¿Le compensa renunciar a la maternidad?

–En mi caso, sí. He tenido una infancia muy bonita pero muy estricta. Mis padres eran muy severos y cuando, tras años de ser educada para el canto pude dedicarme a él, conocí una libertad que no quiero perder. La maternidad es un trabajo de todos los días y mi profesión también. Puestos a escoger, elijo cantar.

–Entre sus influencias está Montserrat Caballé...

–El primer disco que me regaló mi padre fue uno de Montserrat Caballé. Yo lo cantaba de pe a pa, a pesar de que había cosas que no creo que pueda interpretar nunca. Ha sido el espejo en el que me he mirado.

–Ha escrito letras de canciones. ¿Se anima con un libreto de ópera?

–Lo mío es la poesía. He publicado el libroDel amor y de la vida. Ahora hago relatos cortos. Igual uno de ellos podría ser un buen argumento.

–¿Vale todo en la puesta en escena?

–En la ópera lo importante es el canto. El público exige calidad y refinamiento. Es como si al equipo del Bar-

ça le quitaran las botas.

–¿Qué papel juega la obsesión por la estética en la ópera?

–El cine ha invadido la ópera y se busca gente con buen físico. Hay repartos que se hacen con fotografías marginando a cantantes que son muy buenos pero no agraciados. Algunos teatros quieren gente de no más de 22 años paraRigolettooLa traviata. Es muy poco realista. Si se quiere hacer cine eso puede valer, pero la ópera es otra cosa.

–Con la crisis, ¿hay que rebajar cachés?

–Con la crisis hay que sacrificarse. Hay gente que ni ha perdido su trabajo ni su poder adquisitivo y han cerrado el puño. También es necesario controlar como se emplea el dinero público. Y mantener la cultura en su sitio, tenemos que primarla por encima de otras cosas.