El Tinkoff deja tirado a Contador en la primera montaña del Tour

Kreuziger desobedece las órdenes de equipo y el madrileño, lesionado, cede 33 segundos

Chris Froome se interesa por la salud de Alberto Contador, durante la quinta etapa del Tour

Chris Froome se interesa por la salud de Alberto Contador, durante la quinta etapa del Tour / periodico

SERGI LÓPEZ-EGEA / LE LIORAN (Enviado especial)

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Después de cruzar la línea de meta de Le Lioran todavía le faltaban a Alberto Contador 300 metros de subida hasta llegar a su autobús, el alquilado, porque el titular está en un taller francés estropeado. Jacinto Vidarte, su responsable de prensa, uno de los pocos que lo ayudan en el Tinkoff, lo agarraba del sillín para que ese ascenso extra se le hiciera más suave al corredor madrileño, el que pedalea casi con una pierna, puesto que la izquierda apenas la puede mover a consecuencia de la segunda caída en Normandía.

Preguntaba Contador a su amigo por la "desorganización", tal como denominó públicamente el descontrol de su equipo en toda la etapa, pero sobre todo en los últimos kilómetros. Más solo que la una, el ciclista madrileño ya sabe que cualquier cosa que pretenda hacer en este Tour, por imposible que parezca, deberá hacerla solo y sin equipo, un Tinkoff que navega sin rumbo, cada cual a su aire, con un patrón, Oleg Tinkov, que se pasea vestido de ciclista, como si fuera un profesional, y que ordena y manda, porque suyo es el dinero que mueve al conjunto ruso.

El Tinkoff ni trabaja para su líder ni pretende hacerlo y da más la sensación de banda descontrolada que de equipo ciclista serio. A Roman Kreuziger, el campeón de Chequia, lo llevaron al Tour para ayudar a Contador, tal como hizo en el 2013. Y este miércoles, en el último repecho de la Font de Cère, cuando la pierna izquierda del madrileño dijo basta, le ordenaron desde el coche que esperara a quien ha sido designado como su jefe de filas. Y no quiso. Prefirió ascender en libertad y descolgado del grupo de favoritos, que prestar lo que por lo menos habría sido una ayuda moral para el español.

LA IMAGEN DE EQUIPO

"Seguramente habría perdido el mismo tiempo --afirma un miembro del Tinkoff-- pero habríamos dado una imagen de equipo". Un conjunto que tuvo durante buena parte del día a Rafal Majka, en terreno de nadie, en una etapa que ganó Greg van Avermaet, el ‘clasicómano’ del BMC, con la recompensa del jersey amarillo, en la cita montañosa con las bellísimas cimas del Macizo Central.

Su masajista italiano, su mecánico Faustino Muñoz y su responsable de prensa son el único apoyo de Contador en el conjunto ruso. Los ciclistas saben que en diciembre desaparece la escuadra y el Tour es el mejor escaparate para mostrarse, exhibirse y conseguir, ante una gesta individual, un contrato para el año que viene. No hay dudas de que Majka le ayudará si es necesario, aunque ayer nadie le pidió al corredor polaco (incomprensible tácticamente) que se detuviera cuando la victoria de etapa era un imposible. El croata Robert Kiserlovski le ayudará hasta donde pueda y el veterano Matteo Tossato está para el llano. Mal asunto correr el Tour lesionado y sobre todo con un equipo sin seriedad.

Todas las clasificaciones en la página oficial del Tour.