BARÓMETRO SEMESTRAL DE BARCELONA

El turismo ya es visto como el principal problema por los barceloneses

El paro y las dificultades económicas dejan de encabezar la lista por primera vez desde el 2008

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TONI SUST / BARCELONA

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El turismo es visto ya por los barceloneses como el principal problema que tiene la ciudad, algo que no había sucedido nunca y que culmina un ascenso imparable de esta cuestión en la lista de inquietudes de los ciudadanos. Así lo indica el barómetro semestral del Ayuntamiento de Barcelona, presentado este viernes por el primer teniente de alcalde, Gerardo Pisarello.

El dato es significativo: desde el 2008, la lista de preocupaciones de los barceloneses, cuando se les preguntaba por el principal problema de la ciudad, estaba encabezada por el paro y los problemas económicos, que en esta edición del estudio queda en segundo lugar, seguido por la circulación y el tránsito, la gestión política municipal y el acceso a la vivienda.

UN DEBATE CONSTANTE

El turismo cierra así un ‘ascenso’ imparable en la lista negra: en diciembre del 2011 apenas un 0,8% lo veía como problema principal. En el barómetro presentado este viernes, tan solo seis años después, un 19% de los encuestados lo señala, ocho puntos más que en diciembre del 2016 (11%); y más de 13 puntos más que en mayo del 2016 (5,8%). Hay dos factores a tener en cuenta sobre esta evolución. Por un lado es un hecho que ha crecido el número de visitantes, pero parece lógico concluir que el hecho de que el actual gobierno municipal haya hecho de los efectos negativos del turismo uno de sus caballos de batalla ha influido: el debate respecto a este tema es ahora constante.

Pisarello ha subrayado el dato de que el turismo encabece la lista, y que eso da la razón al gobierno municipal en su afán por tomar medidas para gestionarlo, según su versión, o limitarlo, según sus detractores.  “Hay una realidad que no se inventa el gobierno. Esta percepción existe desde hace mucho tiempo.  Creo que este gobierno no hubiera ganado las elecciones sin explicar este fenómeno”. Las cifras, ha resumido la mano derecha de Ada Colau, confirman sus tesis. “No es un problema de turismofobia. Es un problema de masificación”. También ha precisado que si la pregunta es cuál es el principal problema personal del encuestado, el paro sigue en cabeza, en tanto que el turismo baja a la décima posición.

VIVIENDA

La vivienda, con el turismo, es la cuestión más relevante para el gobierno municipal, también sube significativamente en la lista de preocupaciones. Ahora es visto como el quinto problema: un 6,1% de los barceloneses lo señalan, cuando hace seis meses lo hacía solo un 3,4% y hace un año, solo un 2%. Como en el caso del turismo, se mezcla el hecho de que el conflicto existe –el incremento del precio del alquiler en los últimos meses no es una realidad cuestionable- y de que el gobierno municipal ha situado esta cuestión entre sus prioridades.

En definitiva, las dos cuestiones que, de forma principal, llevaron a Barcelona en Comú a presentarse a las elecciones, la gestión del turismo y el propósito de facilitar el acceso a la vivienda, preocupan más a la gente, lo que puede resultar positivo para el actual equipo de gobierno, porque le da la razón en su denuncia. Pero quizá también debería inquietarle, porque dos años después de que Colau empezara a gestionar Barcelona las dos cuestiones presentan una situación visiblemente más grave.

INTENCIÓN DE VOTO

En cuanto a intención de voto –que el barómetro municipal ofrece sin cocina demoscópica-, Barcelona en Comú sigue en cabeza con un 15,7% (los porcentajes citados son sobre el total del censo electoral), cinco décimas por encima de su resultado electoral y seis más que en la encuesta de diciembre pasado. En segundo lugar figura ERC, con un 14,5% (6,6% en las elecciones, 11,9% en el último barómetro); en tercero, el PSC, con un 6% (5,8% en las elecciones, 5% en el estudio de diciembre); en cuarto Ciutadans, con un 5,9% (6,7% en las elecciones, 4,4% en el barómetro de diciembre); en quinto, el PDeCat obtiene también un 5,9%, muy lejos del 13,7% que logró en las elecciones y similar al 5,8% del anterior barómetro. El descalabro de la antigua Convergència, y su trasvase de votos a ERC, es una tendencia que parece confirmarse en cada encuesta.

El PP solo logra una intención de voto del 1,2% en el barómetro, algo habitual en un partido con mucho voto oculto (en las elecciones de mayo del 2015 les votó un 5,3%), y cierra la lista por detrás de la CUP, que obtiene un 2,4%  de intención de voto, casi la mitad de su resultado electoral: 4,5%.

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