TRES MUJERES / 75 METROS EN EL EIXAMPLE DERECHO POR 1.150 EUROS
Tener trabajo no es suficiente
Júlia, Thaís y Gemma rondan los 30 años y hace cuatro que comparten piso en el Eixample. Como tantos jóvenes de su edad, compartir fue la oportunidad de independizarse «sin dejar de vivir». «Era la única manera de salir de casa de nuestros padres sin tener que renunciar a cosas que para nosotras también eran importantes, como viajar», apuntan. Aunque rompen las estadísticas en algo: las tres tienen trabajo. Pese a eso, les sería imposible pagar el alquiler de 1.150 euros solas.
Desde el primer momento asumieron la experiencia como algo «temporal» -muestra de ello es que no hay un solo cuadro colgado en las zonas comunitarias-, hasta que cada una de ellas se independizara quizá de forma definitiva. Lo de independizarse de nuevo no es baladí, ya que las tres forman una pequeña familia, celebrando siempre juntas los cumpleaños de las tres, o las fiestas de guardar. El viernes, sin ir más lejos, se reunieron en el sofá a abrir ilusionadas sus regales de Reyes, como una familia.
El hecho de que fueran amigas antes que compañeras de piso hizo la convivencia más sencilla. El principal roce en los primeros tiempos fueron las poco agradecidas tareas domésticas, aunque los prácticos calendarios de nevera, fueron claves para salvar cualquier pequeña crisis. «Compartir a veces es poco práctico, pero cuando nos separemos nos echaremos mucho de menos. Mucho», coinciden.
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